…danos de hoy”, claman millones de niños que deberían recibir un vaso diario como parte del Programa de Alimentación Escolar (PAE), instrumento para garantizar la permanencia de los más pobres en el sistema educativo, algo trascendental si queremos ser el país más educado del continente.
Nadie discute el papel de la leche en la nutrición infantil ni su relación con el aprendizaje. Por eso es paradójico que en un país con capacidad productiva y donde los ganaderos esperan vender toda su leche a precio justo, mientras la industria apenas acopia el 50% de más de 6.000 millones de litros producidos, el vaso de leche diario no sea obligatorio en la alimentación escolar.
Y es aberrante que haya la leche y recursos para comprarla, pero se los trague la corrupción en departamentos donde la desnutrición infantil es vergonzosa, mientras el país busca la paz río abajo y no en sus orígenes de inequidad y abandono rural, y el Gobierno forcejea para entrar al “club de los ricos” en la OCDE.
La revista Semana ha denunciado estos atropellos. En Chocó, la Gobernación contrató la implementación del PAE con la Fundación para la Gestión y el Desarrollo Social Colombiano, pero los alimentos no llegan a las escuelas. En medio de condiciones indignas de salubridad, al restaurante escolar de un resguardo indígena de Unguía, cada dos semanas llega un kilo de carne y una libra de pollo para alimentar a doce niños, situación que se repite sin interventoría alguna a un contrato que suma 5.000 millones de pesos.
Leda Guerrero era una humilde secretaria que se granjeó el favor de los políticos locales y los barones electorales de la región, que le entregan el negocio de las raciones escolares en Córdoba, Bolívar y Sucre, lo cual les permite a ellos financiar sus campañas y a doña Leda volverse millonaria rápidamente.
En Córdoba el negocio es del Consorcio Córdoba Saludable, a través de un contrato de 23.000 millones, que todos los días le roba la salud a los niños cordobeses, pues solo gasta 70 pesos de los 971 que recibe por cada desayuno, y lo propio hace con los 1.320 por almuerzo, asignaciones ya muy bajas para aguantar el zarpazo de las hienas que se alimentan de la pobreza.
Y si llueve en la periferia, en las grandes ciudades no escampa. La corrupción de Bogotá Humana no es menos indignante. Por ello se impone el debate sobre la tercerización de los subsidios a los más necesitados, a través de millonarios contratos que enriquecen a contratistas criminales y financian políticos corruptos.
Lamentablemente, el ICBF no es ajeno a tan dolosas prácticas y las entidades de control parecen ausentes.
Producen dolor de patria semejantes vagabunderías, pero hoy insisto en mi planteamiento inicial. El Gobierno tiene en sus manos la solución a dos problemas. Que los niños pobres reciban “su leche de cada día” es un paso para democratizar la educación, y que se garantice el acopio de toda la producción lechera con precios justos al ganadero, es una solución a la crisis que amenaza a miles de pequeños productores.
@jflafaurie
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