Columna


La morisqueta

CÉSAR PIÓN GONZÁLEZ

10 de enero de 2017 12:00 AM

El funcionario y servidor público es un ave de paso, lo único que queda de él es su buena gestión, los logros y objetivos cumplidos. La vida es un constante avanzar, construir futuro, proyectos y nuevos objetivos.

Cuando se sale de un cargo público se tiene que entender que otros vendrán a continuar la labor, con nuevas ideas, replanteando objetivos y haciendo las cosas de manera auténtica o con un estilo diferente. Hay que tener madurez y profesionalismo para entenderlo.

Hay que dejar el egocentrismo y no pensar que se es el único que  puede hacer bien las cosas y el único capacitado. Nadie es indispensable en un puesto y siempre existirán personas con las capacidades suficientes para continuar con un camino.

No es profesional ni ético dedicarse a mostrar, lo que a juicio de un funcionario saliente, su reemplazo está haciendo ‘mal’, buscar una constante comparación de lo que antes se hacía a como se hace ahora para gritarle al mundo, de manera casi desesperada “yo soy mejor”, “yo hubiese hecho tal y cual”.

Una cosa es criticar porque se piensa en la ciudad y otra hacerla por ‘ardidez’, figureo o intereses. Muchos análisis carecen de profundidad y son circunstanciales porque si algo tendríamos que revisar es que el estado de la ciudad se debe a una ausencia de visión en el planeamiento que debió proyectarse siempre para dos décadas.

Para la muestra un botón, que lo diga uno de los mejores planificadores del urbanismo latinoamericano que hoy no ha podido mostrar lo que efectuó en su primera administración y me refiero al alcalde Peñaloza, que de nuevo le toca organizar ya que los resultados sostenibles nunca son a corto plazo.

Cartagena tiene problemas complejos, olores putrefactos, proliferación de cilindros de gas en vías públicas, ventas ambulantes, caos de movilidad, invasión de las zonas de riesgo, entre otras quejas. Solucionarlo exige un cambio de actitud, cultura ciudadana, formación del servicio doméstico, oficinas públicas y privadas.

Mientras no se entienda que debe gestarse un proceso educativo alrededor de la vocación de la ciudad, siempre habrá una constante lucha contra la corriente. ¿Qué objetivos tenemos? Seguramente falta por establecerlo.

El parque automotor paso 70 mil a 150 mil, los informales laborales pasaron de 35 a 55% , la inflación es la más alta del país, y el IVA del 19% es una variable que supera el incremento del sueldo mínimo. ¿Para dónde vamos? Posiblemente haya dudas pero siempre hay que tener algo que aportar.

Construya, esa es la palabra, deje la morisqueta y no dispare con brazos de otro.

 

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