Columna


La moto o la vida

MAURICIO CABRERA GALVIS

26 de abril de 2015 12:00 AM

Las motocicletas son el principal medio de transporte privado en Colombia. El año pasado se matricularon 660.000 nuevas motos, completando 6,2 millones en el país. En promedio uno de cada dos hogares colombianos tiene moto.

Hasta el año 2010 había más carros que motos, pero en los últimos años las motos los superaron, tanto en ventas anuales –el año pasado las matrículas de carros solo fueron 326.000– como en los carros en circulación (5 millones).

El impacto social y económico es una revolución. No conozco estadísticas de la distribución de la propiedad de motos por estratos socioeconómicos, pero es muy probable que la mayor cantidad sea de hogares de los estratos 1, 2 y 3, sin plata para comprar carro.

Tener vehículo cayó caído cerca del 30% en ciudades como Cali y Barranquilla, y más del 50% en otras como Sincelejo y Montería.

Hay mayores posibilidades de recreación y por eso en las noches de fin de semana se ven centenares de motos parqueadas en bares y sitios de rumba, y en las carreteras motos con familias enteras que van de paseo, incluyendo el perro y los canastos.

Hasta ahí todo bien y bienvenidas las motos pero, como no hay almuerzo gratis, han tenido costos. El más dramático es la vida de los mismos motociclistas. Según Medicina Legal, en 2013 hubo 2,754 motociclistas muertos y 21,171 heridos en accidentes de tránsito, frente a solo 475 muertos y 3,336 heridos en carros y camperos. Y crecen los costos: solo en Cali en el primer trimestre de este año hubo 1.478 motociclistas heridos.

El problema es la gran informalidad del mercado de motos que permite que cualquiera sin experiencia ni inteligencia vial compre una y ande a altas velocidades, pase los semáforos en rojo, adelante por la derecha, culebree por todos los carriles y finalmente, choca.

Lo más grave es que en muchos accidentes no hay seguro que cubra los daños y lesiones. Fasecolda reporta que solo hay 3,3 millones de motos con Seguro Obligatorio (SOAT), casi la mitad anda sin cobertura, lo que demuestra la informalidad y la falta de controles.

Las motos seguirán aumentando en el país porque son una excelente solución para moverse personas de escasos recursos. Para que las calles y las carreteras no sean una selva donde impere la ley del más fuerte o el más numeroso, se necesita actuar en tres frentes.

Primero, campañas educativas que conscienticen a los motociclistas de sus obligaciones y riesgos; segundo, formalizar el mercado, especialmente el de usadas, para que cada moto y su conductor cumplan con los requisitos técnicos y legales para circular. Tercero, estrictos controles de las autoridades para que las motos respeten las reglas del tránsito como todos los demás vehículos, incluyendo el pico y placa.

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