Columna


La peste

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

12 de julio de 2015 12:00 AM

El 8 de junio falleció Taylor Gaes, un joven deportista de 16 años, en Colorado, USA, debido a la peste en su variedad septicémica, tras lo cual resurgió el antiguo temor sobre esta enfermedad que es una de las variantes de la peste; las otras dos se llaman “bubónica”, que debe su nombre a los “bubones”, tumefacciones dolorosas en los ganglios; y la “pulmonar”, producida por un  bacilo llamado Yersina Pestis, que parasita a las pulgas de las ratas.

La peste en su violento accionar, causó dos de las más grandes epidemias de la historia: la plaga Justiniana que se inició en 541  y afectó al Imperio Bizantino, cuyo balance fue entre 25 a 35 millones de muertos y la gran epidemia de Peste (denominada la Peste Negra) entre 1347 y 1351 (hubo otros brotes), que  mató a millones de europeos y produjo enormes cambios económicos y sociales, entre los cuales se pueden citar: las disputas por los colosales patrimonios que quedaron sin dueños; la repentina y colosal riqueza de algunas comunidades religiosas al ser favorecidas en los testamentos de muchos moribundos; la desaparición brusca de miles de trabajadores, que se tradujo en escasez de mano de obra, lo que ocasionó un alza en los salarios; el enriquecimiento súbito de algunas personas (por vía testamentaria) y el empobrecimiento de grandes sectores de población, lo que ocasionó algunas revueltas proletarias en Europa en décadas posteriores.

Hubo también una especie de reforma urbana, ya que las casas otrora atiborradas de gente se volvieran cómodas, al dejar unos espacios libres quienes morían.
Por añadidura, sobrevino un gran hedonismo porque la gente se dedicó a hacer cosas antes prohibidas. Un cronista de la época refiere que los habitantes se dedicaron a “una lujuria desenfrenada, al ocio, a deleitarse con manjares y a lucir prendas extravagantes”. En fin, los cambios sociales fueron tan grandes (el Decamerón de Boccaccio es un estupendo relato de la época), que algunos historiadores señalan como fin de la Edad Media al año 1348, en lugar de la fecha clásica de 1453 cuando cayó el imperio bizantino. 

Aunque el riesgo de una epidemia según la OMS es lejano, algunos expertos recomiendan estar alerta porque la prevención es fundamental para evitar un problema mayúsculo. Por eso es crucial diagnosticar rápidamente los casos y tratar a  los pacientes en las etapas iniciales de la enfermedad con antibióticos y extirpar los focos de contagio, eliminando a las ratas y otros animales que hayan sido portadores. En 2014, en la China, una ciudad entera fue puesta en cuarentena por haberse presentado un caso de peste y hace unos años en Perú hubo varios muertos. Por eso creo que las autoridades sanitarias de Colombia deberían estar alertas.
 

menrodster@gmail.com

 

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