Santa Marta muestra un deterioro relativo en la pobreza de sus residentes en los últimos 30 años. Según el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) de 1985, Santa Marta tenía el más bajo indicador de pobreza entre las capitales del Caribe colombiano. Los resultados recientes muestran que, junto a Riohacha y Valledupar, conforman el trío de las capitales costeñas con mayor proporción de población pobre. Un reciente estudio de Adolfo Meisel y Diana Ricciulli, del Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER) del Banco de la República, analiza las causas y propone alternativas para superar el rezago.
Meisel y Ricciulli encuentran que gran parte del aumento de la pobreza en Santa Marta se relaciona con la llegada masiva de desplazados. Los datos del Registro Único de Víctimas entre 1985 y 2017 señalan que la capital del Magdalena fue la tercera ciudad que más recibió desplazados en el país, superada solo por Bogotá y Medellín.
Como consecuencia de este crecimiento poblacional, se concentró la pobreza en las faldas de los cerros aledaños y en algunas zonas del casco urbano, en donde son recurrentes la falta de servicios públicos y el bajo logro educativo de la población. La administración pública no dio una respuesta adecuada a la mayor demanda que trajo el flujo de desplazados, una historia que se repitió en muchas de las capitales costeñas pero que en Santa Marta fue más severa.
Una de las mayores contribuciones del trabajo de Meisel y Ricciulli es hacer un análisis por barrios de la ciudad, para determinar en qué zonas se concentra el problema. Revisando distintos indicadores sociales (logro educativo, pobreza, informalidad, y acceso a acueducto y alcantarillado), los autores determinan que en la zona urbana los barrios con más dificultades son: María Cecilia, 11 de Noviembre, y Timayui I y II, en la Localidad 1; Los Fundadores, San Jorge y las Tres Cruces en la Localidad 2; y La Paz en la Localidad 3. Por su parte, Guachaca es el corregimiento rural con mayores problemas.
Para superar el rezago en pobreza, Meisel y Ricciulli recomiendan priorizar inversiones en: educación, vivienda, acueducto y alcantarillado, y empleo. Las inversiones propuestas son de 433 millones de dólares en los próximos 12 años, los cuales se podrían financiar con un mayor esfuerzo fiscal local y una mayor calidad del gasto público. Implementar esta estrategia permitirá revertir la tendencia mencionada y llevar la pobreza de Santa Marta al promedio que tendrán las 23 ciudades principales e intermedias de Colombia en 2030.
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