La situación de la Universidad de Cartagena preocupa no sólo a los veinte mil estudiantes, su directiva, empleados, cuerpo docente y padres de familia. También para la comunidad cartagenera y bolivarense. Cuanto suceda en la universidad nos duele a todos. Más si se piensa cancelar un semestre de estudios con todas sus implicaciones. No creo que alguien se oponga a mantener la calidad que acredita la universidad, como tampoco habrá quien esté en contra de mejorar los procesos que sean necesarios, como lo ha reconocido, por escrito, la directiva en las mesas y reuniones de las cuales fui testigo.
La voluntad de dialogar bajo el entendimiento y el respeto ha sido clara. Las diferencias están en las condiciones del diálogo. Los órganos de gobierno, Consejos Académico y Superior, consideran que se ha de recuperar la normalidad académica en todos los programas y mantener el diálogo en las mesas de trabajo por facultades, pero sin la presión de bloquear los campus. La Plataforma estudiantil SOS considera que el bloqueo es un mecanismo de presión en el marco del derecho a la protesta social, para lograr las exigencias del pliego de peticiones. Hay otro grupo de estudiantes que igualmente reclama el derecho constitucional a la educación sin desconocer las mesas de diálogo. Estos retomaron sus clases y trabajan las mesas con sus respectivos Consejos de Facultad.
Aquí la tarea es superar la trampa de las polarizaciones. No tiene que ser A o B. Puede ser también A y B. Inclusive C. Pero para superar la trampa de la polarización se debe llegar a un espacio seguro con sus cuatro exigencias: primero que la confianza sea un valor social. Creer en el otro. El principio de la buena fe; segundo que los estudiantes participen y sean incluidos en las decisiones que afectan sus vidas, entendiéndolo no como un cogobierno, sino como una oportunidad de abrir más la cancha. Fue edificante ver los ejercicios que en tal sentido se hicieron con algunos programas y el compromiso tanto de las vicerrectoras como de los estudiantes en aportar a las soluciones; tercero que juntos se llegue a una visión compartida de la universidad; y cuarto, cultivar el buen habito de planificar los acuerdos: la ruta de los sueños, de los caminos acertados y de los frutos perdurables.
Entre el perfeccionamiento absoluto y el permisivismo total siempre está la razonabilidad. Es muy triste ver al homo sapiens afligido. No hay que parecerse a los pájaros trepadores que pudiendo volar gatean por los arboles. Hay que abrir nuevas mesas acercando la silla y no moviendo la mesa hacia la silla. Sobre todo si es una mesa llena de libros y de porcelanas muy frágiles.
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