Columna


La revolución del agua

LIDIA CORCIONE CRESCINI

28 de octubre de 2014 12:02 AM

Como si fuera ayer, recuerdo hace más de 40 años, cuando vivía en Crespo, había que almacenar agua en tanques porque a los segundos pisos no llegaba por la baja presión. El chorrito de la planta baja era un delgado hilo a cuentagotas, además el agua era racionada cada 12 horas. En familias numerosas como las de antes, las montañas de ropa sucia y trastos eran descomunales, lo que hacía más difícil distribuir el tiempo porque todo se desorganizaba, la batea esperaba para aprovechar el milagro del agua.

Para cocinar se tenían ollas especiales de peltre, que mantenían en buen estado. Era como una fiesta cuando llegaba el agua, las voces retozaban en todo el vecindario que aprovechaba el instante. Es por eso que debo resaltar, aplaudir y valorar la labor del gobernador de Bolívar, Juan Carlos Gossaín, con su campaña “Bolívar Ganador”, que se metió la mano en su conciencia, cumpliendo paso a paso todos sus proyectos, beneficiando a miles y miles de personas de municipios y regiones de Bolívar que padecieron el flagelo de la abstinencia, suciedad, sed, totuma y cántaro, en largas caminatas a pleno sol, transportando el líquido en  hombros o en burros y mulas.

Nuevas realidades, nuevos gobernantes, gente comprometida y capaz, son las que necesitamos: apertura para desarrollar, ganas de ejecutar, propósitos llevados a cabo, son la clave del progreso pensando en la comunidad, que satisfagan las necesidades mínimas de las personas. Cumplir con los propósitos, haciendo buen uso de la inversión pública con transparencia, con testimonios irrefutables de la materialización, como lo ha hecho el Gobernador, son actos ejemplarizantes para todos los gobiernos y sus gobernantes, los que deben dejar de lado los intereses propios de llenar sus bolsillos a costa de dineros ajenos, de los contribuyentes cumplidos que pagan sus impuestos con la esperanza de ver progreso, necesidades satisfechas, cumplimiento en los planes de gobierno y antes que nada desarrollo.

Para las campañas electorales, cuando una se da una vuelta por los municipios, lo primero que divisa son las propagandas de los aspirantes, hasta en el mismo monte, terrenos baldíos, paredes, tiendas, esquinas, postes, árboles, nos encontramos con rostros sonrientes prometen esta vida y la otra. Después de adquirir el voto de todos los incautos, éstos son abandonados a su suerte. Es de esperar que si quienes estamos en la ciudad seguimos padeciendo los incumplimientos de las obras a medias, de las impuestas, de las inventadas, qué se deja para aquellos que están en el anonimato. Felicitaciones señor Gobernador, haga hasta donde más pueda, es importante construir país.

*Directora del PEN Cartagena

licorcione@gmail.com

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de El Universal.

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