Columna


La separación de rutas

ALBERTO EMILIO GÓMEZ TORRES

24 de octubre de 2014 12:02 AM

Hace unos días conversaba con Alejandra, una de nuestras emprendedoras del programa Apps.co, sobre las motivaciones que están detrás del emprendimiento.  Al igual que muchos otros jóvenes de su edad, Alejandra tiene claro que para emprender se necesita, más que deseos de ganar dinero, un propósito.  Por supuesto,  todo emprendedor espera ganar dinero; sin embargo, entender la diferencia que hay entre propósito y objetivo económico, hace toda la diferencia para emprender con mayores posibilidades de éxito.

Según datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en su último informe sobre la dinámica empresarial en Colombia, en los últimos años ha disminuido la proporción de empresarios nacientes y nuevos que plantean la necesidad, en términos de ganar dinero o aumentar sus ingresos, como motivador principal para emprender un negocio, de 41% en 2010 a 18% en  2013.  Sin embargo, a medida que aumenta la edad de los emprendedores el factor económico representa el impulsor número uno para emprender. 

En 1919, en su libro “Organizing for Work”, H.L. Gantt, uno de los grandes pensadores clásicos de la administración, advertía sobre los peligros de una clase naciente de hombre de negocio para quien eran más importantes los beneficios que el servicio que pudiera brindar, en donde los engranajes de los negocios no girarían, necesitara o no la comunidad el servicio, a menos que él pudiera tener su medida de beneficios. Hoy estamos colmados de ejemplos de este tipo. Casos como los de Interbolsa y los carruseles de la contratación, entre otros, llenan los diarios de nuestro país, sumados a incontables clientes insatisfechos con los servicios recibidos por empresas de diferentes sectores.  

Se nos ha olvidado que la empresa moderna  tuvo sus cimientos en el servicio, y que en lo que concierne a la comunidad, no tiene más razón de existencia que el servicio que pueda rendir.  Al final, señalaba Gantt, esta separación de rutas, entre el servicio que prestan las empresas y las ansias por los beneficios podría llevar a una catástrofe económica.          

En contraste, los nuevos emprendedores como Alejandra son muestra del emprendedor centrado en un propósito de mejora, con una visión del lugar al que quieren llegar, desafiándose a sí mismo y comprendiendo que la nueva empresa satisface en primer lugar necesidades ajenas y luego las propias. Con ello, el propósito será resolver  problemas de sus clientes y mejorar la calidad de vida de su familia. Al lograrlo, y como consecuencia, se aproximará al cumplimiento de sus objetivos económicos.

*Profesor, Facultad de Economía y Negocios, UTB

COLUMNA EMPRESARIAL
ALBERTO GÓMEZ TORRES*
agomez@unitecnologica.edu.co

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