Columna


La súper democracia

GABRIEL RODRÍGUEZ OSORIO

26 de junio de 2017 12:00 AM

No solo con el actual Acuerdo de Paz, sino con todos los otros anteriores, se ha perdido la oportunidad de hacer una paz bien concertada, con la participación de todos los colombianos. De nuevo el país pierde la ocasión de dar un gran giro hacia una nueva forma de democracia, la “democracia directa u orgánica”.

Le ha llegado a la democracia más vieja del continente el momento de pasar a un nuevo grado de sensatez política. Ya la vieja “democracia indirecta o inorgánica”, la de los partidos políticos, la de la vieja clase política ha cumplido su misión, y debemos dar el salto hacia la madurez política de la “democracia directa u orgánica”.

Nuestra democracia, la de los viejos partidos políticos marcha hacia un proceso de enorme cambio y por qué no, la de su total desaparición. De allí los resultados en las consultas plebiscitarias, no solo en nuestro país sino en otras latitudes, cuando contra todo pronóstico las encuestas no han acertado. Y este resultado no es más que una señal que el pueblo se hastió de la clase política, por ineficaz y corrupta.

Con la aparición de las redes sociales en internet, no solo Colombia, sino el mundo entero va rumbo a desprenderse de esa intermediación que hace la clase política entre el ciudadano y el Estado. Ha llegado el momento de darnos cuenta que no se necesita más, y que se puede tener una participación directa para decidir sobre los asuntos del Gobierno.

La “democracia directa u orgánica” contrasta con la “democracia indirecta e inorgánica”, pues en la última el poder lo ejerce un pequeño grupo de “representantes del pueblo”, la clase política, que manipulan al elector y se empoderan de sus decisiones.

Ya los ciudadanos no la necesitan más, las gentes reclaman participación directa en las decisiones que tienen que ver con su destino. El pueblo no quiere más la manipulación a la que son sometidas, la que además conllevan oscuros intereses.

Es por eso que jugará un papel importante  la “democracia directa u orgánica”, la que se podrá ejercer digitalmente y que no necesitará más ni siquiera de parlamentos, ni concejos, ni asambleas, o por lo menos conseguirá reformarlos sustancialmente, porque las gentes podrán participar directamente, a través de las redes digitales sin intermediación alguna.

Por eso en la búsqueda de la paz colombiana se ha perdido esta gran oportunidad de hacer muchísimas consultas plebiscitarias acerca de todos los temas socio-políticos que le conciernen, para tratar de conciliar las diferencias e ir sanando las viejas deudas que  tienen entre sí los colombianos.

Un primer adelanto de democracia directa, aunque incipiente todavía, pero que va en ese sentido, fueron los consejos comunitarios que hacia el presidente Uribe Vélez, las comunidades se sentían estimuladas, participando o informándose de las decisiones. 

gabrielrodriguez@ibrinmobiliaria.com
 

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