“Profesor, ¿regresó? ¡Pensé que nunca más volvería a verlo!”, dijo una humilde señora de San Pedro Frío al acercarme a un colegio, en un segundo viaje al corazón de la Serranía de San Lucas. Es un lugar donde el Macondo mágico deja de ser letra para cristalizarse en lo alto de una montaña, de naturaleza inimaginable, oro abundante, pero con tanto mercurio por todas partes, que las personas lo respiran.
La frase de la señora Delsi retumbó por varios días en mi cabeza, no sólo por la alegría y sorpresa que transmitió, sino porque encerraba un agradecimiento profundo a la Universidad de Cartagena, quien de la mano de la Gobernación de Bolívar, y luego de décadas de abandono, por fin escuchaban sus quejas, llevaban soluciones tangibles y se conjuraba ese proceso de transmisión de conocimientos, en todo sentido, que debe existir entre el alma máter, gobierno y comunidad.
Tal vez lo poco que sabemos de la Universidad de Cartagena lo oímos de nuestros hijos que estudian allí. Pensamos en ella como el puente para pasar al otro lado de la vida, aquel donde los profesionales empujan el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, su horizonte se proyecta más allá, y la labor académica e investigativa que realiza cubre múltiples temáticas e intervenciones. La inmisericorde tragedia de los Montes de María; la contaminación en el Río Magdalena, desde su nacimiento hasta Barranquilla y Cartagena, Sur de Bolívar, Mojana, línea costera Caribe; la minería del carbón en Cesar, la revisión técnica de obras civiles en decenas de municipios, el impacto de la minería en Ecuador, Perú y Amazonas, la evaluación de políticas públicas y de educación superior en el Caribe y Europa, la Ley del Mercurio, entre muchos otros ejemplos, son el telar de esa creciente red que define su accionar.
El alma y la esencia de la Universidad están más vivas que nunca en todos los bolivarenses y por ello debemos protegerla. Mientras escribía esta columna, Colciencias publicaba la lista de universidades favorecidas con becas de doctorado. Nuestra Universidad obtuvo 28 cupos. Es una consecuencia excepcional y maravillosa de la Acreditación Institucional que recibimos a principios de este año. Esos doctores que formaremos serán motores de cambio para el país.
Aunque el avance de la Universidad en los últimos años es innegable, hay dificultades y retos. Lo importante es blindarla para que su legado perdure. Por ello, cuando se realice la jornada para la consulta a cargos administrativos, la votación debe ser masiva y contundente; no sólo como un ejercicio académico, sino como una contribución para crear oportunidades para las futuras generaciones’.
*Profesor
jesusolivero@yahoo.com
@joliverov
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