Columna


La verdadera promoción de la democracia

RICARDO TROTTI

13 de diciembre de 2014 12:02 AM

Aquí he criticado los programas para promover la democracia del gobierno de EEUU. Pese a sus buenas intenciones, cayó muchas veces en propaganda y en imponer estilos de vida mediante técnicas non sanctas. El informe del Senado de EEUU sobre la tortura que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) usó en terroristas detenidos después de “Setiembre 11”, son parte de los abusos en nombre de la seguridad e intereses nacionales.

Así como la violencia de la Iglesia Católica en épocas de su historia al evangelizar, EEUU cayó muchas veces presa de sus nacionalismos y fanatismos para imponer democracia. Promovió golpes de Estado, guerras y espionaje, como los de la Agencia Nacional de Seguridad.

La tortura por la CIA de 2001 a 2009, aunque atenuada por Barack Obama por su contexto de pánico y para evitar atentados, deben condenarse. Es una conducta brutal que pone en entredicho la libertad y democracia que pregona el país.

Pero la denuncia del Senado y la polémica entre los poderes públicos, ciudadanía y comunidad internacional, mostraron la calidad del sistema democrático estadounidense, basado en la transparencia, en rendir cuentas al público por quienes administran la cosa pública y la independencia de los poderes políticos.

Pocos países y gobiernos tienen esa vocación y tradición de crítica y autocrítica, y muchos se escudan tras el secreto. Obama resumió bien esa filosofía: “Una de las fortalezas que hace a EEUU excepcional, es nuestra voluntad de afrontar abiertamente nuestro pasado, encarar nuestras imperfecciones, hacer cambios y mejorar”.
La polémica y conversación de gobierno y ciudadanos está en la idiosincrasia estadounidense. Todos reconocen muchas imperfecciones –la lucha por la igualdad y el racismo las sintetizan– pero nadie sufre represalias oficiales por hablar, opinar y criticar.

El informe del Senado y la respuesta que la CIA prepara al público demuestran la fortaleza de preferir saber la verdad y afrontar las consecuencias, y mientras se divulgaban 500 de las 6.000 páginas del informe, el Gobierno previó posibles represalias en el mundo.

No hay que pecar de ingenuos. La transparencia no es automática. A veces es inducida con fórceps por la ley de acceso a la información pública o por filtraciones e infidencias fortuitas, como las de Julian Assange y Edward Snowden, o las de “garganta profunda” durante el escándalo de Watergate, que hizo renunciar a Nixon.
La transparencia siempre necesitará la independencia entre poderes públicos y la autonomía entre poderes provoca contrapesos y controles entre poderes: Senado contra la CIA, Obama contra el Congreso, o Departamento de Justicia contra la Fiscalía. La democracia se nutre de ese choque entre poderes si pasa de principio abstracto a realidad. Basta con pensar en la independencia de los poderes públicos y si hay contrapesos, para medir la democracia de un país.

El gobierno de EEUU no debería promover su sistema con métodos cuestionables. Solo necesita que el respeto por la discusión pública y la independencia de poderes sean ejemplos contundentes para promover democracia.
No hay que pecar de ingenuos. La transparencia no es automática. A veces es inducida con fórceps por la ley de acceso a la información pública o por filtraciones...


trottiart@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS