Columna


La víspera de año nuevo

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

30 de diciembre de 2012 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

30 de diciembre de 2012 12:00 AM

En  Colombia, como en todo el mundo occidental, el 31 de diciembre, la víspera del “Año Nuevo”, es una ocasión feliz cuando se celebran muchas fiestas. Su origen, según Félix Martí Ibáñez, se debe situar hace 4 mil años. Durante el Zagmuk o fiesta de año nuevo en Mesopotamia se quemaban esfinges y se danzaba a la luz de las hogueras, para pedirle al dios Marduk que derrotara a los monstruos que querían impedir que el planeta volviera a nacer.
En el Imperio Romano, había banquetes al aire libre y las personas se disfrazaban con pieles de animales o con máscaras y se invocaba al dios Jano, de dos caras: una miraba el año que pasó y otra el que comenzaba.
En Cartagena, estas fiestas domésticas y más tranquilas. En los prolegómenos se oían las canciones de la Billos Caracas y de Buitrago y se degustaban picadas y unos whiskys, en espera de su majestad el pavo, servido después de las 12 de la noche. Algunas personas se entristecían recordando a familiares fallecidos; otras, en un exótico ritual, salían a la calle con una maleta vacía o quemaban un muñeco que representaba el Año Viejo. La radio emitía una cuenta regresiva, tras la cual venía el sonido de una sirena y en paralelo se oían los “pitos”, liderados por unos emitidos por el ferrocarril de Cartagena a Calamar, cuya estación estaba en el sector del Espinal, y eran acompañados por otros emitidos por los barcos surtos en bahía.
De esta costumbre viene la expresión “me cogieron los pitos en la casa de fulano”. Tras los pitos se desataba un frenesí de abrazos y besuqueos. Se destacaban algunos personajes que se desbocaban a desearle “Feliz Año” a todo el mundo, en un frenesí demencial de horas. La celebración la presidía la emblemática composición de Tobías Enrique Pumarejo llamada “La Víspera de Año Nuevo”, interpretada por Guillermo Buitrago, en la cual relata una historia medio “carnestoléndica” de una mulata (de nombre Doris XXX) que se raptó Pumarejo de una finca.
La letra dice: “Primera noche de enero / Yo me felicité bien / Ella dijo vámonos ligero / Yo te quiero complacer / La víspera de año nuevo, estando la noche serena / La familia quedó con duelo y yo gozando a mi morena (léase eating). Te quiero felicitar  con el cuerpo y con el alma / Año nuevo lo quiero pasar junto contigo en la cama. La letra relata el “culillo” de Pumarejo, ya que los hermanos de Doris, armados con escopetas y acompañados de perros, lo perseguían para matarlo (en esa época el honor familiar estaba entre las piernas de las mujeres), y esa es la razón de otra estrofa: Yo le digo a mis amigos /muchachos gocen la vida / Si la muerte me llama, le digo / Déjame gozar amiga.
Curiosa circunstancia que “La Víspera de año nuevo”, variante exótica y tropical de la Guerra de Troya, que sucedió en 1945 en un pueblo del hoy departamento del Cesar, se convirtiera en la tonada emblemática de las fiestas de fin de año. Así es la vida.
A mis lectores y amigos les deseo un venturoso año 2013.

*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.

menrodster@gmail.com

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