Columna


Ladran, luego cabalgamos

CÉSAR PIÓN GONZÁLEZ

02 de septiembre de 2014 12:02 AM

En una economía de mercado libre, cualquiera que sea solvente y respete las normas sociales, puede hacer la actividad que le parezca, incluso quemar sus billetes.

Por un cumpleaños que institucionalizamos con compositores y cantantes amigos de quienes hemos vivido en el folclor, ¿por qué tanta algarabía? Entonces Argemiro Bermúdez debería repartir en los barrios los pasteles que fabrica y entrega a más de 600 cartageneros amigos de la clase política. El artículo de la Revista Semana, sección política del 30 de agosto, le permite al periodista la libre expresión según su criterio, y señalar lo que considera que no está bien.

Mal estaría si la fiesta fuese financiada por el Estado o por resultados de apoyos de contratistas, empresas o terceros. Muchos tenemos nuestra propia economía distinta al trabajo como concejales y respetamos la libertad de prensa, pero pedimos una mejor interpretación.

No le hace bien a la comunidad seguir estigmatizando a los hijos de alguien que la justicia hizo pagar por su delito. La senadora Nadia Blel y nuestro colega Vicente, tienen un excelente calor humano, humildad, bondad y son amigos. Hasta cuándo seguiremos con expresiones como “los hijos de…”, “condenado por…”. Los delitos no se heredan y constitucionalmente hay derecho a dignidad y honra.

El ejercicio democrático lleva a que el político luche porque sus gobernantes sean profundos en la administración pública, y que además simplifiquen los tiempos de decisiones retrasadas de muchos alcaldes surgidos de los gremios económicos.

Si Gabriel García, Carlos Díaz y Nicolás Curi resultaron de esta política única del Concejo, me alegra decir que también son los más recordados en la frescura mental del pueblo. Periodistas, no somos perfectos, nos hemos equivocado y la ley nos ha castigado, pero si el Dios Baco estuviese buscando feligreses, nos hubiese excluido, porque de bacanal, “la arepa de Bolívar”.

Fue una actividad seria con nuestras esposas y familias. Incluso, el artículo divierte y recordé las palabras de mi madre: “Palo porque bogas y palo porque no bogas”. ¡Si el turco Hilsaca va a una fiesta es malo! Y si no va, también, ¡porque faltó!

Cartagena sí necesita muchas cosas: propuestas coherentes, integrales, investigaciones, necesita a un sector empresarial con más compromiso, a una clase política que dé más la “pelea” de manera organizada, que no haya divorcio entre alcalde y gobernador, que los senadores y representantes se reúnan con diputados, concejales, ediles, comuneros, y lleven sus ideas a las comisiones para beneficio de la Costa. Eso es más importante que detenerse en el menú o en la ‘ficha técnica’ de un evento social que cualquiera tiene derecho a realizar.

*Concejal del Partido de la U.

protocolo@concejocartagena.gov.co

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