Columna


Las guerras del hambre

SALVATORE BASILE FERRARA

19 de febrero de 2020 12:00 AM

Pido excusa a mis lectores si insisto en este argumento, pero la guerra contra el hambre es larga y raramente las noticias son tan buenas como para compartirlas con ustedes que son parte importante de este proyecto. La Fundación Corazón Contento ya está legalmente constituida con NIT y todo.

Después de la experiencia navideña se ha inaugurado un Club de Lectura en el sector Revivir, de San José de los Campanos, y cada sábado se reúnen los niños y han demostrado un gran interés además porque amigas nos han regalado clases de yoga, clases de canto, y las básicas de lectura y comprensión.

Con mi general Gabriel “el Indio” Rodríguez, con la ayuda de la fundación biopsicosocial de Diana Jiménez y su ludoteca, y el compromiso de la líder comunitaria Agripina Perea estamos creando unos espacios culturales y comunitarios, además Corazón Contento ha invitado a más de 500 niños del barrio y de otros sectores de la ciudad al Centro de Convenciones para asistir a la obra musical Juan Caracol, de la escritora caleña María Clara Naranjo, que los niños gozaron y aplaudieron manteniendo un comportamiento correcto y mundano y ya tenemos una huerta que está dando frutos, una huerta que iniciamos con algunos adultos del barrio y abrir un mercadito de vegetales con la ayuda y la guía del poderoso Sena vamos a multiplicar esta agricultura urbana en los solares de las casas de los vecinos.

La Fundación ha rescatado una construcción de dos pisos que estaba abandonada y el proyecto es implantar una panadería y un comedor social para la tercera edad. Surtigás sí nos ha instalado, pero tenemos problemas de documentación, sería oportuno que en casos como estos, que son sin ánimo de lucro y a favor de la gente de escasos recursos del barrio, la tramitología tenga en cuenta el factor benéfico de la operación y facilite gratuitamente la instalación definitiva.

Y ya que estamos en modo de pedigüeñerías, necesitamos urgente ayuda de todos los amigos para organizar el comedor social: mesas, sillas, estufa, ollas, refrigeradores, dinero, voluntariado, el proyecto es grande y de gran impacto sobre esta sección del barrio donde viven por lo menos 600 niños y es a ellos que queremos dedicar este sueño de vida para pensar en un verdadero mañana, una seria oportunidad para esta gente que no tiene la culpa de ser pobre, para borrar esta desigualdad que está presente en todo nuestro escalafón social, para ganarle la guerra al microtráfico, a la guerrilla, a los robos, a las pandillas, para que los jóvenes del barrio tengan un espacio donde reunirse, donde haya libros, revistas, videos, juegos, para que los adultos mayores tengan su almuerzo, y las mujeres puedan tener cursos de economía doméstica y cada sábado haya la bendita iniciación a la lectura.

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