Columna


Laudato Si...Alabado Seas

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

28 de junio de 2015 12:00 AM

El Papa Francisco acaba de hacer pública, el pasado 18 de junio, su nueva carta encíclica Alabado Seas, la cual hace parte de ese inmenso cuerpo, rico de doctrina, como es el Magisterio Social de la Iglesia. Es un documento de lectura obligatoria para todos. Reclama ser estudiado y reflexionado  para ser asumido en un nuevo estilo de vida por estar dedicado, en su totalidad, a la protección y cuidado de la Casa Común. En mi lectura personal veo que el Papa busca, en primer lugar, sacudir la conciencia de todos, porque el grito de la tierra es el grito de los pobres; y en segundo lugar se ve claro su deseo de influir en la próxima Cumbre del Clima de París, que se celebra a final de año y que persigue cerrar un acuerdo mundial que sustituya el dichoso Protocolo de Kioto.

En este documento, primera encíclica sobre ecología, el Papa enfrenta a las empresas petroleras y a los poderosos mercados financieros sin pelos en la legua, y nos pide a todos un cambio de estilo de vida. No se trata solo de mitigar los desastres del 2010 y 2011 experimentados en el Canal del Dique cuando el cambio climático nos atropelló, sino de impedir que “la tierra, nuestra casa, incluida la bahía de Cartagena, se transforme en un inmenso depósito de inmundicias”.


Las preocupaciones por la Casa Común, la contribución del ser humano al cambio climático y la desaparición de especies, discusiones que antes se daban en congresos o revistas de orden científico, hoy, con la nueva encíclica, trasciende estos ámbitos y alcanza al cartagenero de a pie que vive cotidianamente los embotellamientos del tráfico “sudando peto” y al campesino de nuestra región incapaz, por el daño causado a la creación, de prever el tiempo de lluvia o de sequía para sembrar o cosechar.


Los invito a que hagamos una parte de la oración, síntesis de la encíclica, que el Papa nos deja al final del documento:
“Señor Uno y Trino, comunidad preciosa de amor infinito, enséñanos a contemplarte en la belleza del universo, donde todo nos habla de ti. Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud por cada ser que has creado. Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos con todo lo que existe. Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos. Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino de justicia, de paz, de amor y de hermosura. Alabado seas”. Amén.

ramaca41@hotmail.com

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