Los resultados de la encuesta de Ipsos Napoleón Franco, publicada pocos días ha, me desconcertaron. Quién ganaba me pareció intrascendente pues tengo la decisión firme de votar en blanco, decisión a la cual arribé al concluir que a Cartagena le da lo mismo si gana cualquiera de los punteros pues ambos van del brazo de personajes que desdicen cualquier propósito de mejoría.
Me intrigaba cuál sería la explicación convincente para que en estas elecciones atípicas abundara la afluencia de electores y se marcara un hito en la historia democrática de Cartagena. Descarté que fuera efecto de las tulas repletas que se dicen están ya prestas para repartir incentivos a boca de urna pues tal estrategia ha sido usada en pretéritas y recientes jornadas, tampoco podía ser el apoyo de las huestes de los exsenadores convictos ni de los que están en trance de serlo pues ellos siempre han estado presentes ora en la vanguardia ora en el baúl del vehículo del candidato según los oportunistas remilgos morales de éste aconsejen.
Imposible que fuera el omnipresente Juan Carlos Martínez Sinisterra, a quien sus arrobados seguidores asignan el atributo de la taumaturgia electoral, pues ya de él se predica que en anteriores episodios electorales obró prodigios cuyo precio le adeudan. Los fraudes electorales, casi convertidos en fantasmas del pasado, ya poco asustan y son insuficientes para explicar ese cúmulo de casi 400 mil votos anunciados para el cercano 14 de julio. Imposibles los aportes políticos y económicos de Enilse López pues todos han renegado de ella, más que Pedro de Cristo.
Queda una razón posible: como Cartagena es un paraíso de la lectura, ya que en recientes años se convirtió en el primer territorio americano libre de analfabetismo, ahora su inmensa mayoría de pobres, que carecen de medios para comprar un libro pero que tienen computador e internet a su alcance gracias a la revolución educativa de Santos y a las buenas inversiones que de los dineros públicos hizo el Distrito, se entusiasmaron leyendo con fruición esos tratados de ciencia política que son los programas de los candidatos a la alcaldía de Cartagena en 2013.
Esa lectura analítica de los programas, modelos de pureza literaria, de consonante y rítmico lenguaje castizo, de razonada y armoniosa disposición de las materias y, sobre todo, la elaborada y persuasiva exposición metódica del cómo, cuándo y con qué dar los grandes saltos de progreso que anuncian, llenaron de alborozo a muchos y los llevarán en tropel a las urnas, pues ¡ahora sí! el venidero 14 de julio llegará ¡la hora de las soluciones!
Como a mí no me hechizó esa lectura, sigo anclado en el modesto grupo de los que votaremos en blanco por seguir creyendo que ¡ahora tampoco! ha llegado ¡la hora de las soluciones! para Cartagena.
h.hernandez@hernandezypereira.com
Columna
Lectura de una encuesta
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