Columna


Llegó la solución

MIGUEL YANCES PEÑA

22 de mayo de 2017 12:00 AM

Desde hace casi 40 años, me cuenta Pacho Arocha, quien trabajó en el proyecto que rectificó y profundizó el canal del Dique para hacerlo navegable y salvar los cuerpos de ciénagas que se sedimentaban, que al no hacer una trampa de sedimentos que los recogiera, estos se empezaron a depositar en las bahías de Cartagena y Barbacoa. Desde entonces, Cartagena y Bolívar han venido luchando por una solución a tan grave problema.

El pasado 10 de mayo la firma holandesa Royal Haskoning DHV presentó un proyecto multipropósito que resuelve, en tan solo 4 años y a un costo de 2 billones de pesos, todos los problemas humanos (control de inundaciones); económicos (pesca, agricultura, ganadería); comerciales (transporte multimodal) y ambientales, asociados al Dique y la zona húmeda del norte de Bolívar.

El monstruo, al ver de los empresarios portuarios barranquilleros, es más o menos que como los sedimentos no desaparecen (y cómo), lo que no va al Dique, a las ciénagas y las bahías, se queda en el río y en su desembocadura aumentándola. O más claro, sin tapujos: el canal que conecta los puertos de Cartagena con el río Magdalena, y el resto del país, les resta competividad al no requerir frecuentes y costosos dragados como Bocas de Cenizas.

En la Ley que creó y reglamentó los Distritos especiales de la costa, Barranquilla se otorgó -se ve la mano vecina- todos los calificativos y ventajas políticas -que no racionales, económicas o naturales- que la hacen receptora de infraestructura económica a cargo del presupuesto nacional; mientras que Cartagena, que lo es por norma constitucional, queda relegada como “Distrito Turístico y Cultural” (pura diversión), ignorando su natural vocación industrial, portuaria y logística.

No hay duda que estas dos ciudades costeras y tan cercanas, se compiten en mucho. No obstante, Cartagena tiene ventajas competitivas naturales, que Barranquilla no. Los ñeros le superan en visión y capacidad de gestión: así se han quedado con Telecaribe, siendo Cartagena la ciudad cultural por excelencia; Corelca, Electricaribe, entre otras; pretendieron quedarse con el tráfico aéreo internacional, a pesar de las estadísticas; con Reficar, a pesar del cluster petroquímico cartagenero; y la sucursal del Banco de la República, entre muchas más.

Pero no nos extrañe, Bogotá y Antioquia también se compiten por la asignación de recursos del presupuesto de la nación y la realización de obras de infraestructura; y Cali, y Bucaramanga y tantas otras. El tema es cómo lo hacen; en principio justificando las necesidades y haciendo buen uso de los recursos, sin pretender quitarle a otro para lograr más, aunque como sabemos, los recursos sean finitos.

Los gobiernos locales tienen que lograr que este proyecto, al ser multipropósito y de interés nacional, logre los recursos que permitan abrir, sin más dilación, y sin corruptelas, la respectiva licitación internacional.

movilyances@gmail.com

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