Columna


Lo mejor y lo bueno

RUDOLF HOMMES

05 de octubre de 2014 12:02 AM

Cada vez que alguien hace algo bueno, otros sostienen que podrían haberlo hecho mejor, como le sucede al Gobierno al ofrecer diez mil becas anuales a estudiantes de estratos 1 y 2 de cualquier parte del país si tienen los mejores puntajes de las pruebas Saber II, para matricularse en las universidades escogidas por ellos y en las cuales fueron admitidos, siempre y cuando sean acreditadas (33). 

No es algo intrascendente, como lo califican algunos críticos. Durante el cuatrienio se les dará esta oportunidad a 40 mil jóvenes. Se les abrió la puerta de las mejores universidades del país a todos los jóvenes de esos estratos que hasta ahora ni siquiera consideraban solicitar ingreso a los Andes, EAFIT, la Universidad del Norte, la Javeriana, o inclusive la Nacional, porque si los admiten, no podrían pagar por sus estudios. Estas becas les permiten aspirar a algo hasta ahora inalcanzable.

¿Qué son muy pocas? Quizá sí, pero son diez mil más de las que había, y es solo un primer paso. Las universidades privadas tienen la obligación de hacer algo por lo menos equivalente con el apoyo del sector privado y de los gobiernos locales. El desafío que el ministerio de Educación les debe plantear es que como quizá serán las principales beneficiarias de este esfuerzo oficial, deben ofrecer algo equivalente para los siguientes diez mil jóvenes que aspiren a las becas del Gobierno y no las logren a pesar de tener el puntaje requerido.

El beneficio de las universidades no es solo financiero (10,000 matrículas a precio nominal). Enriquecerán su comunidad estudiantil con una diversidad que no tienen. Y esta diversidad vale mucho en la calidad de su educación. Los jóvenes de clases diferentes, con experiencias vitales distintas a los de la norma, de familias urbanas de clase media, aportarán valores, conocimiento y experiencias muy distintas a los de ellos, y a un alto nivel intelectual, con competencias y atributos diferentes a los del promedio.

Universalmente se reconoce que uno de los requisitos de la excelencia académica es la diversidad, sin la cual no se exponen los estudiantes al desafío de pares que piensan y actúan distinto. Esta es una de las razones por las cuales las mejores universidades del mundo becan a personas de otras nacionalidades y de otros estratos. Como el Gobierno aporta gratis este beneficio, el deber de las universidades del sector privado y de los gobiernos locales es un esfuerzo equivalente. Podría ser una forma muy fructífera de demostrar que por la paz son “capaces”.

**No sé si las comunidades árabes, sirias y libanesas de Colombia respondieron a la solicitud de la ONU de auxiliar a los refugiados de las guerras religiosas y nacionalistas del Medio Oriente. Nuestros países deberían reaccionar por estar en deuda con esas comunidades, hoy parte integral de la vida nacional.**

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