Columna


Los acuerdos (1)

MIGUEL YANCES PEÑA

05 de septiembre de 2016 12:00 AM

Antes de explotar de alegría hay que leer el documento y escuchar serenamente la opinión de las personas que nos merezcan la mayor confianza. Que por supuesto, no deben ser del gobierno -ni de quienes reciben beneficios de él- tampoco de la guerrilla, son la misma parte.

El documento literariamente deja mucho que desear: a) innecesariamente extenso y aburrido; b) fastidiosa la permanente distinción entre “los y las” (el lenguaje de la izquierda: mal comenzamos si nos lo dejarnos imponer); c) frases largas, mal punteadas; vacías de contenido; d) errores en la numeración,  faltan 3.3 y 6.4; e) un marcado y recurrente énfasis en los derechos de grupos humanos, que hubiera bastado, en aras de la simplicidad y la comprensibilidad, con englobarlas en un solo término; entre otras. ¡De nada nos ha servido haber tenido un Nobel de literatura!

Pero ya está escrito y hay que leerlo. Nadie lo va a cambiar, entre otras, porque debió ser exigencia de la guerrilla. El contenido es otra cosa. Inicia con la exposición de los principios y fines supremos que dan sentido a la organización estatal: justicia, equidad, inclusión, solidaridad, vivienda, salud, educación, empleo, oportunidades, servicios públicos, vías, regadíos; en fin, erradicación de la pobreza absoluta con énfasis rural (donde esperan obtener sus votos). Utopías que han estado en la mente de todo buen gobierno, y que cada ideología tiene su forma de enfocar: limitando libertades y anulando la iniciativa individual, unos; otros basándose en ellas. El Estado propietario de los medios de producción, versus el Estado promotor, regulador y vigilante de la actividad económica.

Está divido en seis capítulos: 1) reforma rural integral (RRI); 2) participación en política; 3) cese al fuego, dejación de armas, e incorporación a la vida civil con garantías; 4) drogas ilícitas; 5) Justicia y tratamiento a las víctimas del conflicto; y 6) mecanismos de implementación y verificación del cumplimiento de los acuerdos. Todos, son obligaciones que adquiere el gobierno; exigencias del grupo guerrillero para abandonar las armas mortales, y luchar por el poder político con las de la democracia (el engaño). Unos creen que nunca lo lograrán; otros pensamos que existe el riesgo; y ellos están convencidos de que sí. Así las cosas, votaremos intimidados por el propio presidente unos, por el grupo armado otros, y los demás por el SSXXI. 

Por su lado, el gobierno viene incumpliendo varios puntos de la sentencia de la CC: 1) que el plebiscito no se puede realizar antes de la entrega de armas, y estas no serán entregadas, según la lógica, y los mismos acuerdos, antes de haberlo ganado; 2) que la pregunta que se haga debe referirse al acuerdo con la FARC, no a la paz, no obstante, todo el proselitismo gira alrededor de guerra o paz. 

Ing. Electrónico. MBA.
movilyances@gmail.com 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS