El tamaño del territorio efectivamente controlado por el estado colombiano es mucho más pequeño que el que aparece en los mapas. La costa Pacífica está más o menos abandonada a su suerte, en la pobreza y en manos de fuerzas antagónicas al estado, o de criminales. El límite efectivo de la Colombia hasta donde llega el Estado con servicios e instituciones está más cerca de Cali, de Popayán y de Pasto, que de Buenaventura, Guapi o Tumaco. El Chocó ha estado tradicionalmente descuidado. La guerrilla y las bandas criminales explotan los recursos naturales y mantienen a la población amedrentada y consumida en la pobreza.
En la frontera con Ecuador el gobierno de ese país mucho más pequeño tiene mayor control que el nuestro. Una queja reiterada de las autoridades de ese país es que Colombia no cuida sus fronteras, y que cuando presiona militarmente a la guerrilla espera que el ejército ecuatoriano la contenga y no la deje refugiarse al otro lado. Ese papel mortifica a los militares ecuatorianos porque los involucra en un conflicto que no es de ellos.
Esto resulta en una pérdida de autoridad y el ejercicio de una soberanía ineficaz y subordinada (un grupo de investigadores que hicieron un recorrido por los ríos de la frontera hace ya 25 años estuvieron presentes en las fiestas de un pueblo colombiano sobre el río Meta las que los policías locales colombianos hacían el papel de reinas y los policías del pueblo venezolano en la ribera opuesta eran el jurado). Los mismos investigadores encontraron una comunidad remontando el Mochuelo que cazaba ratones por no tener otra fuente de proteína.
En la costa Caribe hay un estrecho corredor que controla el Estado que se extiende de Cartagena a Barranquilla y a Santa Marta, pero al sur de este corredor y al occidente, donde recientemente fueron asesinados varios policías por las FARC en alianza con los urabeños, o al oriente se lo disputan la guerrilla y las bandas de criminales.
Es increíble que se pretenda que no haya contrabando o minería ilegal cuando buen parte de las dos costas y las fronteras están controladas por grupos armados de guerrilleros o de criminales que desafían abiertamente al gobierno y lo combaten. También es incomprensible que no se adviertan las consecuencias estratégicas y de seguridad de esta situación pues la mayoría de las rutas de ingreso de armas, de dólares en efectivo, de contrabando, y de salida de drogas están controladas por criminales.
Uno de los principales objetivos del post conflicto debe ser establecer la autoridad y la institucionalidad del Estado en todo el territorio y para lograrlo se necesita una estrecha colaboración entre la fuerza pública, la justicia y la acción social del estado para llegar a estas regiones con carreteras, escuelas, servicios básicos, empleo, jueces y seguridad.
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