Columna


Lunes de teatro

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

10 de marzo de 2015 12:01 AM

Para “reconocer el potencial artístico local, pensar la cultura y construir ciudadanía”, Linda Porto L., directora del Teatro Mejía, realiza sorprendentes eventos y espectáculos en los cuales se ve el brillo de esta ciudad con sus artistas, escritores, pintores y académicos. Al examinar la programación, uno no deja de asombrarse de la multitud de talentos en nuestra ciudad, ahora especialmente rica en el quehacer cultural.

Y es que sólo la creatividad de nuestra gente es capaz de construir esos eventos coloridos, alegres y constructivos. El homenaje a Enrique Grau, la presentación de poetas y poetisas, consagrados y anónimos, presentaciones de libros novedosos y reflexiones sobre el Canal del Dique, u otras charlas cívicas.

Me refiero hoy al espectáculo del 23 de febrero sobre “La magia del bolero latinoamericano y su influencia en el mundo”. La presentación musical tuvo la voz dulce y vigorosa de Cenelia Alcázar, que alternó con muchos otros intérpretes como Simón Olano, de solo 23 años, quien ya goza de una voz educada en el Conservatorio de París.

En el conversatorio disertaron Efraím Tejada, Pedro Covo, Ricardo Vélez, Rafael Tono, Massimiliano Agelao y Luis Fernando Martínez, con anécdotas y cuentos propios del ciudadano del Caribe.

La presentación musical estuvo a cargo de Cenelia Alcázar; Álex Tejada, con su bolero ranchero; Roberto Piñeres, que le cantó a su “Corralito de Piedra”; Leonor Dely, orgullosamente inspirada en lo africano y en la montaña, y Simón Olano.

También cupo el suave susurro del bolero brasilero, interpretado por Pedro Covo Torres con las notas de Rafael Tono Lemaitre, miembro de una familia de músicos, compositores e intérpretes.

Nunca tuvo aretes la luna, pero no importa. Con las estrellas aprendimos a conocer un mundo al que no estábamos acostumbrados en la playa blanca, donde quedaron nuestras huellas de los pies desnudos, que aprendieron a andar con suavidad.

El bolero es un hijo musical de la contradanza española, su ritmo es un compás de cuatro tiempos. Las cuerdas predominan, aunque con el desarrollo de las grandes orquestas, se fueron añadiendo instrumentos de percusión y otros de viento.

Con la emergencia de otros géneros en Cuba, como el son, el mambo y la guaracha, el bolero fue recibido en grandes orquestas. El género comenzó a popularizarse en el resto de América Latina. Detrás de bambalinas quedó el trabajo de Carmencita Delgado de Rizo y de Javier Martínez Ibarra, quienes con su obra, nos ayudaron a crear un “sabroso libreto”. ¡Bravo, por este espectáculo de creación colectiva, lleno de luz y de color!

*Directora Unicarta

saramarcelabozzi@hotmail.com

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