Columna


Malecón

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

26 de noviembre de 2017 12:00 AM

En su edición de ayer, en la página 10, El Universal publicó un despacho de Colprensa en el que los expresidentes Uribe y Pastrana anuncian un candidato único. De acuerdo con el subtítulo de la información, los exmandatarios anticipan que éste –sin saberse aún quién será– “propondrá una rebaja sustancial en la tributación que pagan las empresas y contribuyentes, entre otros aspectos”.

   Enhorabuena. Era tiempo de que pasaran de la guerra a la economía como argumento de campaña, porque así le imprimen más realismo y verdad que pasión y mentiras a un debate que merece anteponer el país a los rencores personales, en una de las coyunturas más críticas de su historia, cundida de podredumbre en todos los órganos del poder público, no de ahora, sino desde cuando ellos nos gobernaron. Los recuerdos permanecen frescos en la memoria.

   Veo, en ese subtítulo transcrito entre comillas, que Uribe y Pastrana están pensando en un candidato que llegue a la competencia como un pinche de escribanía, con una cartilla redactada por ellos y sin derecho a chistar, so pena de perder la oportunidad de su vida. Oh talante el de este par de pretenciosos que todo lo conciben y lo aplican como propietarios de sus amigos políticos, cual si fueran objetos de quitar y poner al antojo de ellos.

   Dando por un hecho que la alianza UP se gane las elecciones presidenciales, el bochinche interno de los triunfadores será duro y resonante, pues instalado el “pinche” en el solio presidencial con los arreos del mando, no permitirá que le arrebaten la cabrilla. Presidentes del presidente se han visto en las dictaduras, pero en sentido contrario, cuando el dictador descansa y encarga a un palafrenero a discreción.

   Nadie que resulte elegido presidente de una república se resigna a comportarse como un títere, como el Tato de Sábados Felices, sentado sobre una rodilla de Uribe y otra de Pastrana, listo a obedecer órdenes. No hay que confundir lealtad con abyección. Que nombre ministros a un hijo de Uribe y a otro de Pastrana, muy bien. Pero hipotecar el criterio y la responsabilidad que se suponen en un jefe de Estado y de Gobierno, ni de vainas. Sería una indignidad.

   El doctor Pastrana debería estar escribiendo sus memorias y resaltando sus éxitos en el Caguán, y el doctor Uribe las suyas explicando cómo y por qué sucedieron cosas imprevisibles en la Dirección Nacional de Estupefacientes. Temas les sobran para equipararse a Churchill y a De Gaulle, dos memorialistas que, además del Estado con sus obras de gobierno, honraron la literatura con muchos tomos de hazañas bien contadas.

   De todos modos, es bueno que boguen y boguen a ver si, como Rafael Correa con Lenin Moreno, topan mar adentro con tormentas y galernas, tifones, maremotos o un monstruo marino. Mar adentro, lo de menos es el mar.

carvibus@yahoo.es

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