Columna


Mandela

DARÍO MORÓN DÍAZ

07 de diciembre de 2013 12:02 AM

Nelson Mandela, pertenece a la historia debido a su épica lucha contra el racismo en Sudáfrica; en distintos períodos en razón a su liderazgo experimentó, tanto el exilio como la cárcel; en su última prisión en la isla Robben fue marcado con el número 46.664.

Entre los rasgos biográficos del líder sudafricano es destacable señalar que recibió la educación primaria en una escuela de misioneros británicos. Se graduó como bachiller en Artes; luego motivado por sus ideales libertarios escogió el estudio del Derecho. Fue cultor de la música clásica, admiró a Handel y Tchaikovski. A los 24 años, en Johannesburgo, se inició en la política, ingresó al Partido Nacional y se incorporó  al Congreso Nacional Africano. Se impuso como misión rescatar de la exclusión a millones de trabajadores casi esclavos y a campesinos de las zonas rurales. En 1948 el Partido Nacional africano decretó el Apartheid: una injusta división racial entre los blancos y los habitantes negros del país. Estos estaban separados y destinados a los lugares más inhóspitos. En varios períodos participó en innumerables batallas con sus partidarios y siempre terminó en la cárcel.

En 1990 después de 27 años de permanecer en prisión, el presidente Frederick Willem de Klerk le concedió la libertad y suprimió el denigrante sistema del Apartheid, a la vez legalizó las organizaciones políticas negras. En 1994 Mandela fue elegido presidente en las primeras elecciones generales abiertas en la historia de Sudáfrica. Tanto Nelson Mandela como Frederick de Klerk recibieron conjuntamente el Premio Príncipe de Asturias y el Nobel de Paz en 1993. A Nelson Mandela, se le reconoce el papel que protagonizó en su país para lograr la paz y la convivencia, es un ícono de la tolerancia, la concordia y la democracia; amén de que por su insobornable carácter es ejemplo de un luchador con sólidos principios éticos e ideológicos. “He soñado con la idea de una democracia y una sociedad libre en la cual las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades, es un ideal por el cual estoy preparado a morir”. Mandela hizo posible lo que parecía imposible en Sudáfrica.

Su salud comenzó a deteriorarse en el 2012, por lo que estuvo en varias ocasiones hospitalizado en unidades de cuidados intensivos, perecía resistirse al evento final; una neumonía acompañada de insuficiencia renal ocasionaron su deceso. Sin embargo, murió apaciblemente, según el presidente Jacob Zuma en su residencia.

*Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.

dmorond@gmail.com

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