Columna


Manipulación de los medios y redes

LIDIA CORCIONE CRESCINI

12 de junio de 2018 12:05 AM

Buscamos la paz y nos estamos acabando por lo que se nos viene el 17 de junio. Los colombianos somos apasionados y radicales, en otrora más arraigados que nunca, una sociedad conservadora y machista, que además se deja convencer fácilmente por oradores que, batiendo su lengua desparpajadamente y sin mirar a los ojos, apuntan con su dedo hacia las mentes de sus seguidores, logrando ejercer el control sobre todos aquellos que saben que el país necesita un cambio. ¿A qué cambio se refieren los que ahora se disputan la Presidencia? En cada contienda electoral se dedican a sacarse los trapos al sol y en ese trasegar del da que te vienen dando, salen a relucir propuestas sin sondeos, sin cifras, sin prioridades ni asuntos por resolver. No veo que nos indiquen el plan a seguir desde el instante que ejerzan el poder y la dirección de Colombia como la máxima autoridad. No las siento como reales, quizá esto se deba a que primero viene el convencimiento y después se mueven en la arena dependiendo del toro y la faena como se les vaya presentando. Desde la guerra de los Mil Días disputada entre el 17 de octubre de 1899 y el 21 de noviembre de 1902 (léase la historia),  a partir de entonces, y a pesar de dicha alianza, la guerra continuaría entre liberales y conservadores históricos y ciertamente en estos momentos después de tantos años entre las pugnas no se perfila sino un odio infinito por defender “dizque” una ideología que no transciende en esa serie de discursos callejeros y manos empuñadas, impulsando a enemistades, irrespetos verbales, verborrea masiva como distractores para que el ciudadano presto para ir a las urnas lo haga más por envenenamiento que por convicción. Muchos están convencidos de arrancarse la piel por defender sus ideales, otros tal vez, se dejaron persuadir por el sabor amargo de la situación que viene arrastrando Colombia, que en vez de guardar cordura se les ha volteado el cutarro alejándose de una realidad. La manipulación de los medios, la influencia de los mismos y los bombardeos en las redes sociales no solo han sesgado aún más el país, lo han metido en un laberinto de nuevas pasiones donde las ideologías se trasladaron a la parte sentimental siendo la emoción principal, el espíritu contradictorio. Los que se adhieren, los que se desvinculan, los que guardan silencios, los que hoy defendían su ideología y ahora acomodan por el miedo sin saber distinguir quién será el Moisés que abrirá el mar en dos para salvar a su pueblo de la persecución eterna. En este éxodo por liberarnos de nuestra peor enemiga, la corrupción, nos hemos diluido de manera mañosa y maligna sin entender que los que realmente importamos y merecemos el buen trato, somos nosotros los ciudadanos. Vota.

licorcione@gmail.com
*Columnista

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