Columna


¿Manolo, era realmente el alcalde de Cartagena?

ALCIDES ARRIETA MEZA

04 de agosto de 2017 12:00 AM

El fiscal  general  de la nación, doctor, Nestor Humberto Martínez Neira, en rueda de prensa, explicó algunos detalles de las capturas del alcalde Manuel Vicente Duque, del doctor, José Julián Vásquez, de la Contralora Distrital,  Nubia Fontalvo y del concejal  Jorge Useche, escenario donde dió a conocer lo que era un rumor,  o un secreto a voces, José Julián Vásquez, era el verdadero poder en la alcaldía de Cartagena, al punto que se le imputará entre otros delitos, concierto para delinquir y usurpación de funciones públicas.

Las revelaciones  del  fiscal general  de la nación, tal vez dejará decepcionados a los ciudadanos que eligieron al periodista, Manuel Vicente Duque, como alcalde de Cartagena, por ser una persona de extracción popular, bonachón, cuyo discurso, estuvo dirigido contra la politiquería, el clientelismo y la corrupción. Curiosamente, hoy capturado, por conductas que atacó en su campaña política.

Manolo fue  inferior  al mandado  recibido por  el pueblo,  una orden  política, que no  ha podido cumplir  hasta ahora,  por cuanto aceptó el modelo de gobierno  de las poderosas fuerzas que han destruido y gobernado la ciudad,  y según parece de su propio hermano, el doctor, José Julián Vásquez.

Manuel  Vicente Duque, víctima y victimario, tal vez en principio bien intencionado, luego, capturado, por un sistema, que además aprovechó su falta de experiencia  y conocimiento,  en la administración  pública,  resultando ser, su  proceso  político una monumental estafa política. Nada ha cambiado, por el contrario, creemos, que seguimos  en franco retroceso.

Los hechos de esta y otras administraciones, no son nuevos. En la columna escrita en este mismo  periódico, el  27  de junio  de 2015, afirmé: Cartagena Distrito turístico, gran patrimonio histórico y cultural de la humanidad, calificada de fantástica, por Carlos Vives, nuestro afamado  artista y cantante. Es y seguirá siendo sede  de grandes eventos y conciertos de distintos géneros musicales, pero en esta columna no me referiré a los recitales que resaltan la vocación turística de nuestra ciudad, sino de sucesos de la vida diaria y  de las acciones de la poderosa delincuencia de cuello blanco, que en traje de gala, se han hecho artistas en apropiarse de lo público.

Sus actos son verdaderos conciertos para delinquir y más en esta época, en donde las oficinas públicas, se convierten en verdaderas bolsas de empleos con fines electorales, sedes del tráfico de influencias, del interés ilícito en la celebración de contratos, que bajo el nombre de contratos de prestación de servicios u otras denominaciones, no son sino, formas delictivas y concertadas de corrupción al elector.

Los conciertos de la corrupción, los carruseles de contratación, las realizaciones y prórrogas de concesiones leoninas, son parte de los festivales que realizan las  mafias públicas, disfrazadas de servidores públicos.

La crisis de Cartagena, es la crisis  de un país, que no podrá atribuírsele a gobierno del alcalde  Manolo Duque, sino a una nueva APP, alianza público  privada, en el que se encuentran falsos empresarios, estafadores públicos  y  una putrefacta clase politiquera, por eso, afirmo, Manolo, es víctima  y victimario, tal vez, más lo primero.

La compra de alcaldías gobernaciones, es impúdica forma  de  acceso  al gobierno, que generan  en  su interior,  formas  depravadas  de gestión pública, que  destruyen  su legitimidad,  desnaturalizan  la  democracia  representativa, es decir,  los  elegidos,  los nombrados, en muchos  casos, no  representan  a la sociedad, sino  otros intereses. La deshonestidad, resulta  ser  forma  de  vida,  del enriquecimiento  ilícito y  del ejercicio  de la función administrativa.

En la columna del 16  de  Junio  de  2017, apocalípticamente, sostuve, el asunto se torna más apremiante en estos momentos para nuestras autoridades distritales, si se tiene en cuenta que sobre el alcalde, concejales y contralora, pesan investigaciones, que sin duda afectan su credibilidad y reconocimiento, en virtud de que les ronda una posible suspensión o destitución de sus cargos.. Podrían estar de salida. La incertidumbre es total.

En esa misma columna, escribí. Estas circunstancias no deben desalentarnos, por el contrario, la amenaza o rompimiento parcial de la institucionalidad  y de la normalidad social son advertencias acumuladas que de seguro tendrán la virtud de provocar alternativas que impacten el desorden que en muchos aspectos vive la ciudad. Todo problema indica el camino de sus soluciones.

Ser realistas, no implica ser pesimistas, la realidad diagnóstica es poderoso instrumento que sirve para plantear soluciones y lograr la superación de toda crisis. La situación es grave, pero es decisivo detonante que permitirá enfrentar estructural y coyunturalmente, los hechos perturbadores de la estabilidad institucional y social. Un cambio es posible.

Es preciso entonces atacar  las  causas generadoras de las situaciones  problemáticas, las cuales están suficientemente establecidas. Las circunstancias ameritan  consensos  reflexivos  y  acciones de la sociedad civil. No estamos en el caos  total pero estamos  muy cerca  de él. El impulso  de  una ciudad  equitativa, ética e incluyente es posible. Actuemos.

Adenda . La  ciudadanía  espera  resultados   de las  investigaciones  seguidas  contra  el   ex - alcalde Dionisio Vélez  Trujillo.
 

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