Columna


Matrimonio con la paz

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

31 de agosto de 2016 12:00 AM

Se comenta que el 24 de agosto reciente fue el peor día para Uribe y sus seguidores; Arias, “Uribito”, su exministro de Agricultura, prófugo de la justicia desde hace 2 años, fue capturado en EUA. El Senado suspendió y envió a juicio penal en la Corte Suprema de Justicia por indicios de soborno a Pretelt, magistrado de la Corte Constitucional protegido del expresidente; 4 años después el Gobierno y las FARC culminaron las negociaciones para finalizar el conflicto armado y construir una paz duradera.

Para mí el peor día de Uribe, no sé si también para el uribismo y los uribitos, no es el 24 sino el 22 de agosto, cuando un estudiante, en un acto teatral, con anillo y flores en mano en Medellín le pidió de rodillas y vestido para la ocasión que se casara con la paz. El hoy senador tomó con respeto la flor del joven, pero no el anillo, le pidió que lo dejara seguir su discurso y sus argumentos contra los acuerdos de paz de La Habana y dijo que estaba bien apoyar con el teatro el Sí y el No. No se comprometió con la paz ni con el estudiante, se quedó con la flor y sin argumentos, él acostumbrado al teatro de guerra.

Qué va a ser el 24 de agosto su peor día si el preso en los EUA no es él ni tampoco el suspendido por el senado. No vive lo que le pasa a Arias, Pretelt y sus alfiles Sabas, Palacios, Moreno, Hurtado y Restrepo, entre otros. Sabe que tarde o temprano sus delfines en líos jurídicos (que parecen caballos saltando de país en país) también caerán, estaba enterado que en días se llegaría a un acuerdo final, está preparado para el teatro de operaciones, para gritar si lo gritan, para hablar de sus huevitos, pero no para las declaraciones de amor y paz, mucho menos si vienen de un hombre igual que él.

Le daña el día, el resto de días, su proyecto de vida y país, que la proposición matrimonial en Medellín, pero también en Bogotá, viene de otro macho igual que él, sobre todo el de la capital de la república, fascinado por la militarización y la guerra que le jugó una traición, en buena hora, dejando de disparar y bombardear para tramitar el conflicto con diálogo. Para descalificar al traicionero y al nuevo mejor amigo de Chávez, lo trata de castrochavista.   

El fin del conflicto armado y la paz en Colombia dependerá de que Uribe y muchos que piensen como él se casen con ella; de que, como diría una famosa reina del Atlántico: hombres con hombres, mujeres con mujeres, del mismo modo y en el sentido contrario se casen con la paz. Esto requiere muchos estudiantes persistentes con flores y anillos pidiéndolo, mucha pedagogía de paz y de género.


puntos_de_encuentro@hotmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS