Columna


Menos Manolos

GLENDA VERGARA ESTARITA

15 de noviembre de 2016 12:00 AM

La filosofía, habría que decirle al alcalde de Cartagena de Indias, sirve, por ejemplo, para entender por qué unas mayorías le escogieron a él para regir los destinos de la capital del departamento de Bolívar, a pesar de no ser una persona idónea para ocupar ese cargo de elección democrática.

“Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda”, expresó Joseph Joubert, filósofo francés nacido en 1754. De modo que es fácil deducir, a partir de este concepto atinado, que los electores de aquí, hoy infelices ciudadanos, por cierto, no analizaron su decisión ni ésta fue pensada o examinada que es igual a no hacer lo que indica la filosofía, alcalde Manolo Duque.

En ese sentido es cierto que esta disciplina del conocimiento no ha servido a algunos, pero no porque estos pertenezcan a estratos de pobreza extrema, sino porque tampoco a ricos o a estudiantes de clase media se les ha enseñado la estrategia de aprender a aprender una materia cuya información teórica sería de incuestionable utilidad para la vida cotidiana si se estimula en los estudiantes el pensamiento crítico por medio de un método pedagógico que el sabio Sócrates defendió hace siglos y que consiste en preguntas formuladas por el maestro para obtener respuestas de los alumnos y generar la duda en medio del debate.

Esta dinámica permite disfrutar mientras se avanza en el proceso de aprendizaje y aunque es un recurso para el estudio y la comprensión de la filosofía, su técnica puede también aplicarse a la enseñanza de otras ciencias. La filosofía invita a buscar la verdad, pero no para crear dogmas, sino para intentar descifrar la realidad. “Tu verdad no; la verdad y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”, es la frase con la que el prosista español Antonio Machado se aproxima a lo que debe ser el descubrimiento objetivo de las verdades que nos permiten conocer el mundo y movernos en él con más destreza, seguridad y dominio porque no lo experimentamos desde la ceguera de la ignorancia sino desde la luz del conocimiento y del saber. 

Eso fue lo que hicieron Tales de Mileto, Sócrates, Platón, Aristóteles, Pitágoras, Kant y todos los que quisieron indagar y formular ideas nacidas del examen minucioso; ideas que han llegado hasta nuestros días manifestadas en teorías lógicas y verosímiles. Si la filosofía no se imparte en las aulas de los jóvenes pobres por la injusta razón de que son pobres, se les discriminará y se les privará de la oportunidad de conocerse mejor a sí mismos y a la sociedad a que pertenecen. Tampoco sabrán por qué Platón afirmó que “la educación es la desalineación, la ciencia es liberación y la filosofía es alumbramiento” y la verdad es que para que eso sea posible, Cartagena necesita formar más Platones que Manolos para su inmediato futuro.

vergaraglenda@hotmail.com

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