Columna


Mentira y abstención

DARÍO MORÓN DÍAZ

31 de mayo de 2014 12:02 AM

En Cartagena y en la costa Caribe la abstención en la primera vuelta presidencial alcanzó cifras que superaron el 70 por ciento, debido a esa pasividad de los electores ocurrió el resultado conocido y por ende una segunda vuelta para decidir el ganador entre Juan Manuel Santos, el candidato de la Paz y Óscar Iván Zuluaga, el de la guerra. Esos abstencionistas deben ahora comprometerse a votar para derrotar al candidato Zuluaga en la elección final. No deben olvidar que en los ocho años de gobierno del uribismo ocurrieron las chuzadas del DAS de María del Pilar, de Jorge Noguera, la corrupción, las zonas francas, la feria de las Notarías, el caso de Yidis y Teodolindo, la crisis en la salud derivada de la Ley 100; el conflicto permanente con los países vecinos, ignorando el papel fundamental de las fronteras, la parálisis en la infraestructura y en la construcción de las carreteras, la persecución a la Corte Suprema de Justicia y a sus magistrados.

Regresar con la figura de un candidato sin independencia que a todas luces está comprometido con ese pasado; el mismo que ayer se declaraba enemigo de las conversaciones en La Habana a fin de torpedear y desconocer los avances del presidente Santos en la búsqueda de la paz definitiva para Colombia. Ahora, cambió de posición, en una clara maniobra politiquera, y por insinuación de la excandidata Marta Lucía Ramírez, apoya las conversaciones y acude a la mistificación de los hechos, como hizo en la primera vuelta.

Pero los electores del 15 de junio no deben desviarse por una nueva mentira del candidato uribista; que con esa predisposición a la mitomanía nos traslada a la fábula de Esopo, “El pastorcito mentiroso”, que pedía auxilio a gritos en su aldea: “El lobo, el lobo” y los vecinos acudían a defenderlo, para finalmente burlarse  de ellos. Repitió tantas veces la maniobra que cuando en verdad apareció el lobo nadie acudió a su llamado y perdió su rebaño. La moraleja se aplica a Zuluaga: “suspenderé el 7 de agosto las conversaciones, patearé la mesa de conversaciones”. Sin embargo, hoy cambió de posición con una nueva mentira; esa es una estrategia de corte fascista, repetir y repetir una mentira muchas veces; fue la misma de Hitler en la Alemania nazi.

La moraleja le viene como anillo al dedo al candidato que como al igual que al pastor de marras, los colombianos sabrán derrotar en las urnas su juego contra la paz que es tan cara al país. En las conversaciones de La Habana ya se aprobaron 3 punto de los cinco, desechar esa oportunidad sería funesto para la Paz de Colombia. A votar por Santos y la Paz.

*Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.

dmorond@gmail.com

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