Columna


Moderación

DANILO CONTRERAS GUZMÁN

24 de septiembre de 2014 12:02 AM

La intemperancia en el Congreso de la República no debería sorprendernos porque muchos políticos carecen de moderación; desconocen la frase de Montaigne que reza: “El sabio no está exento de conturbaciones, pero las modera”. Más grave ha sido la confrontación que ha colmado de sangre los campos y ciudades durante 50 años por cuenta del los disensos expresados en el capitolio nacional hace unos días.

En la perspectiva de los eventuales acuerdos de La Habana, ese debate puede llenar de desconcierto a la opinión. Muchos consideran que en tal ambiente, la paz es imposible. Sin embargo, el comisionado Humberto de la Calle dijo que el país debe prepararse para los disensos, hecho de la mayor importancia.

De la Calle, quien ha ejercido su labor con competencia, dijo que “tiene que haber una campaña muy limpia de discusión en el momento que podamos dar a conocer la totalidad de los acuerdos”. Esa semilla no caerá en el desierto y la gente sabrá considerar, conforme lo propone el Alto Comisionado, la posibilidad real para superar el conflicto armado en Colombia.

Es de esperar que las gentes del pueblo superen a sus dirigentes y opten por la paz; sin embargo las perturbaciones a esa vocación por la concordia no serán pocas. La reciente campaña presidencial dio muestras de lo ásperos que serán los que están en contra de un arreglo político a tantos años de odio.

La próxima campaña para elegir autoridades regionales se será el primer round de esta confrontación, pues algunos sectores cuya posición quedó expuesta en el pasado debate presidencial anuncian que es preciso copar el poder local para fortalecer la oposición al proceso de paz. Buscarán alcaldías y gobernaciones para obstruir la refrendación ciudadana de los acuerdos de La Habana.

El anhelo de paz de las gentes del común tiene entonces un reto grande que amerita reflexión y moderación, ausentes en muchos líderes, para decidir el voto favorable o adverso a la negociación entre gobierno y guerrilla. 

La paz no se materializa al firmar los acuerdos. Lo convenido solo dejará un escenario nuevo para abordar la política que ojalá asiente la convicción entre los dirigentes de que se llega al poder para favorecer los intereses de las mayorías, que el desarrollo debe incluir, y no consolidar los privilegios, que el compromiso de los gobiernos es restablecer la armonía del accionar de la humanidad con respecto a la naturaleza y que el perdón y la reconciliación son un esfuerzo que vale la pena. 

Para ello el país necesitará de sus ciudadanos de a pie, aquellos a quienes muchos ignoran pero que, como lo expresara Borges en el poema Los Justos, están salvando el mundo.

danilocontreras9@hotmail.com

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