Columna


Momentos de verdad

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

29 de noviembre de 2015 12:00 AM

En Cartagena no es muy frecuente encontrar el vigor y la determinación con que el Dr. Alfonso Múnera defendió el derecho a la verdad de los hombres y mujeres de esta ciudad, como lo hizo en el foro organizado por la Cámara de Comercio de Cartagena, en el Centro de Convenciones, con motivo de sus 100 años. Me asaltó una pregunta cuando enfatizó en la miseria y la corrupción: ¿por qué no se escuchan entre nosotros gritos de protesta contra la mentira, al menos, con la misma fuerza con que se grita contra la injusticia? En Cartagena lo que sostiene la miseria y la corrupción es la mentira.

¿Somos conscientes de la mentira que nos envuelve? ¿Cuando exigimos justicia nos sentimos solo víctimas y nunca opresores? ¿Para gritar contra la mentira, la hipocresía y el engaño, no será necesario que cada quien tenga un mínimo de sinceridad personal?

La mentira es hoy uno de los presupuestos más firmes de nuestra convivencia social. Mentir es aceptado como necesario tanto en el mundo político y la información social, como en la pequeña comedia de nuestras relaciones personales de cada día.

Hoy la gente se ve obligada a pensar, decidir y actuar envueltos en una densa niebla de mentira y falsedad. Nos sentimos indefensos y cercados por el engaño, las falacias y cualquier cantidad de embustes de los que no es fácil zafarnos. ¿Cómo saber la verdad oculta tras las decisiones políticas de los “partidos” y financiadores de las pasadas elecciones? ¿Cómo descubrir los verdaderos intereses detrás de las campañas? ¿Cómo actuar con lucidez entre la información deformada, parcial e interesada que  a diario nos obligan a consumir?
No falta quien diga que la mentira es necesaria para actuar con eficacia al construir una sociedad más libre y justa. Pero, ¿hay alguien que pueda garantizar que Cartagena es una ciudad más humana cuando la información privilegiada permanece encriptada; cuando quienes pueden soltar la verdad se empeñan en ocultarla; cuando se usa la calumnia para destruir al adversario y se obliga a las masas sencillas a ser protagonistas de su historia desde el engaño y la ignorancia? Nada que se precie de ser humano puede construirse sobre la mentira y la falsedad.

Los 100 años de la Cámara de Comercio, como el adviento que hoy comenzamos, deben ayudar a despertar la conciencia colectiva de ciudad. El adviento es esperanza y las esperanzas se ordenan reaccionando. ¿Qué modelo de hombre y de mujer queremos y qué ciudad construiremos? Cartagena no se hace solo con medidas legales y planificación económica. Necesitamos un sistema de valores éticos asumidos socialmente, de lo contrario, ¿para qué queremos construir juntos una ciudad donde vamos a ser cada vez menos humanos?
 


 

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