Columna


Mucho más que incómodo

MIGUEL YANCES PEÑA

13 de noviembre de 2017 12:00 AM

Las Farc han constituido partido político, y aspiran a ocupar todos los cargos motivo de elección popular posibles. ¿Para qué? Han dicho que, para garantizar el cumplimiento de los acuerdos, pero nunca han ocultado su verdadera ideología, de manera que, de lograrlo, tendremos comunismo totalitario.

Ya de hecho, sin ningún mérito diferente a la promesa de no utilización de las armas, han obtenido 10 escaños en el Congreso, y se espera que, en las circunscripciones especiales de paz, logren más. Podrían superar la representación de muchos de los partidos políticos actuales en el Congreso. ¿Podrán entonces, cambiarnos el país desde el parlamento? Los nuestros no hacen leyes, se dedican a remendar los proyectos que les envía el ejecutivo para acomodar los intereses que cada uno representa, en especial los propios; pero ellos tienen en Cuba, las que necesitan para voltearnos el país.

Han preservado el nombre, aunque no su significado, porque así podrían reclamar como propio, lo que le arrancaron al Gobierno nacional en Cuba, y eso da votos así en la práctica sea irrealizable sin tener que recurrir a la intimidación o a las armas. ¿Habrá algún ser vivo, u organización, pregunto, que permita que desde su mismo interior se le aniquile? No; todos los seres vivos combaten antes de dejar que los microorganismos infecten y acaben con su existencia. Las organizaciones humanas tienen el mismo derecho, y deber. La tarea será no dejarnos engañar y derrotar en las urnas.

Debe ser muy incómodo, por decir lo menos, compartir con personas que han recurrido a todo: secuestros, asesinatos, atentados contra civiles, reclutamiento y violación de menores, entre muchas atrocidades más. Además, tener que enfrentar sus métodos intimidatorios. Lo más grave, sin embargo, es que, cada 4 años el país se estará jugando en las urnas el modelo político y económico que hemos adoptado, hasta que lo perdamos para siempre, lo cual ahuyenta la inversión privada.

No sobra hacer un juicio de valores para diferenciar si esas transformaciones que se proponen en lo político, económico y social, conducen a formas superiores de organización, o si por el contrario se trata de retrocesos. Porque una cosa sí es cierta, en el discurso (los fines) izquierda y derecha coinciden. La diferencia estriba en la forma de lograrlo: si limitando las libertades humanas, o apoyándose en el espíritu emprendedor que se manifiesta cuando esas libertades se preservan.

Ante el fracaso, en especial de este Gobierno; la vanidad, la avaricia, la ausencia de propósitos altruistas y la corrupción de nuestra clase política, el país es caldo de cultivo para las ideologías populistas. Y una cosa es enfrentar corrientes de pensamiento liberal y conservador, y otra, democracia y dictadura; comunismo y capitalismo.

Es imperativo tomar conciencia de este hecho. Caer, sería como si la naturaleza se torciera y se le diera por escoger, no el espermatozoide más fuerte en la concepción, sino el más tramposo, o el más agresivo.

*Ing. Electrónico, MBA
Miguel Yances Peña*

movilyances@gmail.com

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