Columna


Mujer

LIDIA CORCIONE CRESCINI

28 de noviembre de 2017 12:00 AM

Las noticias son alarmantes, pero seguimos como siempre, inmersos en la desidia, en el mutismo y a veces invisibles ante los cruentos hechos que azotan a la humanidad. Cada vez que hablo del maltrato a la mujer y esas muertes inauditas causadas por sus parejas, ex parejas o violadores, en cada rincón aparece la voz del hombre cuestionando: ¿y acaso ellas no nos maltratan también? Es claro que la violencia no cabe en ningún ser vivo y si bien es cierto que también hay mujeres violentas, las estadísticas nos muestran una crueldad masiva hacia las mujeres que implacablemente son descuartizadas por alguien que nunca tendrá ningún derecho sobre ellas, ni siquiera por el vínculo firmado ante un juzgado. El 25 de noviembre hace un llamamiento a estos actos salvajes que en pleno siglo XXI pululan y la ley parece que perdió su brújula para encarcelar a todas las personas que cometan actos de lesa humanidad y contra los animales.

Aunque existe la normatividad, esta se convierte en otro de los tantos carruseles de la corrupción, de la contratación, del aquí no pasa nada y de la indiferencia, y hay poco respaldo de todos los que nos gobiernan y dicho sea de paso, nos representan. Nosotras como mujeres, quienes acunamos en nuestro vientre por nueve meses a las criaturas que seguirán poblando la humanidad y quienes con todo el cuidado y bondad estrechamos en nuestros brazos sin importarnos el sexo, más adelante nos someten a la discriminación y a la intimidación por fuerza bruta de estos hombres que alguna vez los protegió una mujer que los trajo al mundo.

“Seis mujeres con algo en común: fueron asesinadas este año por su pareja sentimental. Y no han sido las únicas. Según datos oficiales, cada tres días muere una mujer en el país a manos del hombre con quien compartía o había compartido su vida. Asesinada, además, de forma brutal. Una sola herida ya es inaceptable. Pero en sus casos fueron matadas con sevicia. Decenas de puñaladas, quemadas vivas, golpeadas hasta desfigurarlas”. (El Tiempo). Nada más pensar en esto, da dolor, no se conforman con el vilipendio moral, deben despedazarla hasta hacerla desaparecer.

Me pregunto si ese machismo en Colombia se aviva o merma cada vez más. ¿Por qué no ha sido elegida una mujer para la Presidencia? ¿Por qué en muchas empresas, el salario es mucho más bajo para la mujer? Aunque el mundo haya cambiado y la mujer se haya liberado, nada permite tratarla y mirarla como objeto sexual y pertenencia de alguien. Si nos respetáramos más entre todos, la equidad sería posible. No al maltrato.
 

 

 

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