Activó la esperanza de los humildes y de una sociedad dispuesta a cambiar la realidad política, económica, administrativa y social de Cartagena. Circunstancias conocidas suficientemente no permitieron que cumpliera sus propósitos, porque sin defensas entró en las arenas movedizas de la política, ésta en manos de los “podríticos”, únicos beneficiarios de sus errores y, desde luego, de alguna manera, corresponsables del deterioro de su salud y su posterior fallecimiento.En sus últimos momentos, dijo que “esperaba que sus compatriotas lo recordaran como el alcalde amigo, honesto y servicial, que quiso ayudar a los más desfavorecidos”, lo que hizo a su manera, desde lo que sabía hacer, desde la radio, desde los micrófonos, así será.
Pero esta columna no la dedicaré al político que Campo nunca fue, pero que deja importantes lecciones, revitaliza la esperanza de cambio de un pueblo, camino y luz que hoy más que nunca está abierto, en el entendido de que no hay fracasos sino experiencias, sino al buen ser humano, al amigo de todos, a uno de los mejores periodista deportivos de Cartagena, el Caribe y de Colombia.
Campo Elías, narrador vehemente, talentoso, penetrante, seguro, gráfico, original, emotivo, su voz penetrante, nunca se olvidará, ella representa la historia del deporte, de las victorias de nuestros hombres y mujeres.
En sus narraciones y comentarios se notaba cuánto amaba a nuestra gente, al deporte, a su región, a su patria, ejemplo de superación, creativo en su género, además amable, amiguero, solidario, práctica de vida, que institucionalizó en su noticiero.
Los periodistas, locutores, sus amigos todos, de seguro estamos orgullosos de su grandeza, de su estirpe, porque en su profesión era sencillamente grande, superior, inmenso.
Un amigo que toma la partida, como suele acontecer muchas veces, lo que debe constituirse en una lección para todos, porque somos temporales, “débiles, mortales una brizna en manos de Dios”.
La radio y Cartagena están de luto, y luciendo la grandeza de lo que significa nuestro color de piel, el mismo que le identificó toda la vida, que tanto le enorgulleció y nos enorgullece. El espacio electromagnético, que se deleitaba con su voz, estéreo, sus narraciones en colores, se ha entristecido, porque a partir de la fecha hay un gran vacío,
De Campo Elías Terán quedarán gratos recuerdos, grabados en los acetatos, en la magia de la tecnología. Por ello, Campo Elías jamás será olvidado, porque será eternamente recordado por todos los que le escuchamos y porque hizo escuchar la voz de aquellos que no tienen voz, porque desde la revolución de las cosas pequeñas, enseñó que de ellas se hacen y nacen las grandes victorias.
Campo, no te preocupes, tus errores serán corregidos, tus aciertos reinvinidicados, y tus pasos en el camino de la construcción de la justicia social los continuaremos. De eso puedes estar seguro, puedes descansar en paz.
Quien está feliz porque llegas es el dueño de la vida.
Campo, gran ser humano, nos tocó, despedirte. Hasta siempre amigo, pero nos alienta que ya estás en las manos de Dios. Paz en tu tumba.
Abogado y profesor universitario
alcidesarrieta77yahoo.es
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