Columna


No más dolor y luto

JUAN FRANCISCO CONRADO OVALLE

10 de octubre de 2016 12:00 AM

Como un baldado de agua fría cayeron los resultados del plebiscito para los promotores tanto del SI como del No.. La confusión existente entre quienes promovían  las diferentes posiciones ha sido evidente, esto demuestra que ninguno de los Líderes que impulsaron entre los electores las dos opciones estaba preparado para enfrentar los resultados que se dieron. Por una parte  se percibe que los reclamantes del triunfo del dos de octubre, no tienen  plena claridad sobre cuales  aspectos de los acuerdos suscritos deben modificarse y cuales serian las concesiones a otorgar a cambio, en ningún momento podemos olvidar que se trata de una negociación entre dos actores: Gobierno y Farc-EP.

Igualmente, por parte del Gobierno la derrota sufrida no estaba presupuestada, ya que tenían la firme convicción que con el apoyo de los congresistas de la unidad Nacional  y los procedimientos clientelares, podían lograr las mayorías necesarias para obtener la aprobación de los acuerdos.

Hoy podemos decir que lo suscrito en La Habana  para construir una Paz estable y duradera, está  en el  limbo, al quedar sin efectos jurídicos los  acuerdos firmados, teniendo en cuenta la sentencia C-379/16 de La Corte Constitucional; por ello es menester que los líderes del NO, piensen con grandeza, celeridad y responsabilidad por el futuro del País, dejando a un lado la vanidad y los intereses individuales sea por aspiraciones políticas próximas o para  poner en jaque al Presidente Juan Manuel Santos .Por ello preocupa declaraciones ligeras como pedir las renuncias del jefe del equipo negociador Humberto De La Calle ó del ministro del interior como si con ello se allanara el camino para buscarle salida a la situación actual.

Ha sido de buen recibo y abre las puertas para buscar salida consensuada las conversaciones sostenidas entre el Presidente Santos y las fuerzas del NO, ya que no se trata solo de señalar los desacuerdo con lo firmado, sino plantear cual debe ser la nueva posición del  gobiero en la mesa de negociación si ésta se reactiva, definiendo previamente los puntos a renegociar con los parámetros máximos y mínimos, así como concesiones posibles a otorgar como dinámica de negociación. No podemos llamarnos a engaño y pensar que se va imponer a la Farc-Ep la posición que surja del acuerdo que redondee el gobierno.

Por otra parte sería pertinente sin perder la unidad, reforzar el equipo negociador del gobierno que encabeza Humberto De La Calle, con dos o tres integrantes del No, para que en la mesa de negociación como equipo, contribuyan con argumentos a construir con los representantes de la Farc-Ep el acuerdo definitivo en el menor tiempo posible. Lo peor que nos puede ocurrir es volver a llenar al País de dolor y luto.

 

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