Columna


No salimos en el video

JUAN CARLOS GOSSAÍN

23 de septiembre de 2015 12:00 AM

Cuando la Directora de la Corporación De Turismo Zully Salazar me comentó que a Cartagena la habían excluido del video promocional de Colombia presentado en la Asamblea general de la Organización Mundial de Turismo (OMT) en Medellín, confirmé algo que ya intuía desde cuando estuve en la Junta de Fontur: que quieren dejar sola a Cartagena en su reafirmación como el primer destino turístico del país.
Promocionar otras ciudades de Colombia es plausible y necesario, pero también es perverso que para lograrlo nos cuelguen una lápida con el epitafio “Cartagena ya está vendida”.

No es una “ventolera provinciana”, silenciar la indignación que sentimos sería cohonestar los argumentos erróneos de otras regiones, quienes asumen que nos han dado todo, y que ya no merecemos más.

Dejar de promocionar a Cartagena es irracional, tanto como que Coca Cola o Microsoft dejaran de promocionar su gaseosa o sus computadores, porque ya la gente los conoce y compra. ¡Por Dios!

Hay otras razones para preocuparnos, el país desconoce que hasta hace pocos meses, la tasa aeroportuaria de Cartagena estaba en US$90 por cada pasajero internacional, la más alta del mundo, mientras en aeropuertos como Cali y Bogotá era tres veces más barata. Luego de varias presiones locales conseguimos reducirla a US $39, siendo aún alta y poco competitiva comparada con otros destinos del mundo donde el promedio es de US$20. Hasta hoy es poco o nada lo que la aeronáutica ha invertido en el “Rafael Nuñez” con lo que desde aquí recaudamos.

Y de colofón, las autoridades turísticas del país evitan la estrategia de “quintas libertades”, que se refiere a la posibilidad de recoger pasajeros en Cartagena de vuelos operados por aerolíneas extranjeras cuyo destino inicial y de llegada no sea propiamente esta ciudad, por el interés de favorecer a algunas aerolíneas, en detrimento de los pasajeros y de la ciudad misma.

No es cuestión entonces de que nos pongan en un video o no, sino de pedir que dejen los celos con quien “pone los huevos de oro”. Cartagena asumió hace décadas la imagen amable de Colombia, cuando todavía las bombas de Pablo Escobar aparecían en las páginas de los periódicos del mundo mostrándonos como un país violento y demencial.

Como Gobernador de Bolívar tengo competencias en Cartagena, ella es el destino jalonador desde donde acceder a otros lugares del Departamento. Asumir la defensa de sus intereses debe ser propósito unificado, sin protagonismos excesivos pero tampoco claudicantes o discretos. Digamos entonces que les aceptamos que no nos incluyan en el video, pero que sepan que sabemos lo que están intentando.

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