Columna


Nomenclatura cartagenera

RODOLFO DE LA VEGA

06 de abril de 2013 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

06 de abril de 2013 12:00 AM

Desde la fundación de Cartagena de Indias y durante los años siguientes, las autoridades coloniales dieron nombres católicos a vías y plazas públicas: las calles de Santa Teresa y de San Agustín, las distintas calles de Santo Domingo y la de San Antonio, la de Nuestra Señora de la Soledad y la Plaza de la Merced.
Algunas calles perdieron sus nombres originales cuando los nativos fueron imponiéndoles a esas vías nombres según negocios y oficios, como de la Inquisición, del Estanco del Tabaco y del Estanco del Aguardiente; o por apellidos de algún personaje, como las dos calles de Badillo; o por elementos fijados en ellas, como las dos estatuas en la calle de los Santos de Piedra.
Pasada la colonia española y volcada Cartagena fuera de sus murallas a comienzos del siglo XX, al urbanizarse la isla de Manga quedaron de lado las advocaciones religiosas y las calles del nuevo barrio fueron nombradas por otras razones: en honor del fundador de la urbanización, el general Dionisio Jiménez, una avenida y un puente tomaron su apellido; por estar junto a la bahía, una avenida se llama Miramar; por sus árboles frutales, un callejón se llama de los Nísperos; por estar allí la casa campestre de Don Henrique L. Román, la calle construida en tal sitio pasó a llamarse Calle Román; mientras que la calle del Bouquet tomó su nombre del club que allí funcionaba.
A algunas esquinas  o intersecciones de calles del nuevo barrio, los nativos las fueron asociando con los moradores de los alrededores. Así, la esquina conformada por la calle del Bouquet y la 3ª Avenida fue conocida como Esquina Segrera, porque tres miembros de esa familia edificaron sus residencias en tal sitio; la intersección formada entre la Avenida de la Asamblea y la Avenida Alfonso Araújo era llamada Esquina de las Prispís, por referencia al refinamiento de unas señoritas residentes en el lugar; y la esquina formada por la Avenida de la Asamblea y la Tercera Avenida fue llamada por muchos años la Esquina de la Muerte, bautizo por demás injusto porque en ella sólo tuvo lugar, hacia 1930, un deceso por causa de un accidente de tránsito. 
Recientemente, nuestra anterior alcaldesa tuvo el acierto de asignarles los nombres de dos celebridades, Benkos Biohó y Joe Arroyo, a las plazas de la urbanización La Matuna, a las que indistintamente llamábamos, respectivamente, Telecom y del Hotel del Lago, la una, y de las Empresas Públicas y de la Olímpica, la otra.
Contamos en la ciudad con numerosas calles, plazas y esquinas innominadas, a las que podríamos adjudicarles los nombres de personajes meritorios: Pedro Miranda, Dagoberto Cavadía, Isidro Herrera y muchos otros más que nos brindaron alegrías con sus proezas deportivas, merecen ser honrados de la misma forma que Biohó y el Joe.

*Asesor Portuario

kmolina@sprc.com.co

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