Columna


Nuestra Ciencia hoy

CRISTO GARCÍA TAPIA

03 de julio de 2014 12:02 AM

Leemos, de vez en veces, que algún columnista indaga por la Ciencia y pregunta si las regalías para Ciencia, Tecnología e Innovación que dispuso una ley, cuantifico alguna Reforma Tributaria y asignó por jurisdicciones territoriales otra ley, están llegando adonde deben y ejecutando su objeto.

Alguien, cualquier fulano o fulana con investidura oficial responde si se siente aludido o se lo ordena, en tal o cual sentido, su jefe inmediato.

Y concluye dando parte de suficiente ilustración acerca del “debate” del avance de la Ciencia en Colombia, de la inversión en Tecnología, de la formación de científicos, de la renovación de los contenidos curriculares en universidades y centros de estudios avanzados, que darían en enderezar la torcida de una formación voluminosa en contenidos apócrifos y poco científica predominante en nuestra educación.

Pero el verdadero debate, la reflexión pública acerca de si el país está asumiendo el componente de Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, como debe ser y se aplica con positivos resultados en la comunidad internacional, está por hacerse y es imperativo promoverlo ante la categórica evidencia del nulo progreso que muestra Colombia en ese campo.

Un debate que conduzca a desvear  y denunciar el vergonzante desamparo y condenable indiferencia en el que Estado, Gobierno y políticos, todos a una,  tienen este decisivo componente del desarrollo, crecimiento y progreso de las naciones, de cuya importancia parecen no darse por aludidos.

Y por ahí, a procurar una mensura objetiva del estado del arte de la Ciencia en Colombia que nos permita saber si en verdad “se hace” y que se produce en ese campo; si hay políticas que sean susceptibles de encauzar la investigación científica y de promoverla e imponerla como política de Estado, tanto en lo público como en lo privado y en cuanto estos factores y sus componentes se involucren en la educación, la empresa y la producción de bienes, su intercambio y uso.

Que en Colombia se vislumbran destellos de Ciencia, Tecnología e Innovación, no lo negamos, pero son casos e individualidades aisladas; sin eco ni continuidad que permita afianzar una cultura de la Ciencia y sus derivados utilitarios o altruistas; sin políticas que guíen, orienten y consoliden el quehacer científico como constante de la ecuación del progreso y desarrollo.

A eso, científicos, académicos y profanos, es a cuanto debemos apuntarle, debatir y actuar.

Y si no, llegará al día en el cual esos conceptos ni siquiera serán registrados en los programas curriculares de los distintos niveles y grados de educación y formación. Y nunca, en los Planes de Desarrollo.

De “eso” no se dice, escribe ni hace.

*Poeta
elversionista@yahoo.es
@CristoGarciaTap

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