Columna


Nuestras fortificaciones hoy

GLENDA VERGARA ESTARITA

04 de enero de 2014 12:02 AM

Pocas empresas del Estado dejan en la comunidad la sensación de que hay absoluta correspondencia entre lo que se le informa a través de la rendición de cuentas y lo que se puede constatar en los avances y resultados de la gestión pública. La Escuela Taller Cartagena de Indias, en el primer año de haber asumido el reto de administrar las fortificaciones de la ciudad, es una afortunada prueba del ejemplo contrario. Su rendición de cuentas puede mirarse en un espejo que  devuelve la imagen sin distorsiones de realizaciones, de obras concretas.

Con la experiencia del arquitecto Germán Bustamante Patrón liderando el proceso, no fue difícil que la ciudadanía presumiera que a finales del año 2013 tendría la oportunidad de recibir el anuncio de unas metas cumplidas que trascienden la formalidad de los documentos porque son tangibles y de fácil comprobación. No hay sombras, no hay dudas. El presupuesto creció en un 63% gracias a las bondades de un plan tarifario exitoso y un recaudo disciplinado, representado en venta de boletería y en arriendo de bienes. Lo primero se obtuvo de las visitas guiadas a las fortificaciones de Bocachica y al Castillo San Felipe de Barajas; lo segundo, de la implementación de un marco regulatorio del aprovechamiento económico de aquellos bienes aptos para ser usados temporalmente para beneficio privado.

En el manejo de recursos se advierte transparencia y eficiencia. Se invirtió en restauración, conservación y mantenimiento, y se le entregó a la comunidad el uso de un patrimonio suyo que estuvo cerrado, que parecía no pertenecerle. Las aperturas del Baluarte de San Ignacio, de la Galería en el Baluarte de Santa Catalina, de la Mina del Espigón de la Tenaza, son el resultado de apenas doce meses de un incesante esfuerzo por restituir a la comunidad unas fortificaciones en las que hoy puede reconocer su propia memoria histórica, mientras hace expediciones peatonales a través de ellas con el acompañamiento de una vigilancia permanente que garantiza la seguridad de monumentos y la propia.

En Cartagena hay situaciones negativas y ello determina que se difundan en noticias de esa naturaleza. Pero también hay sorpresas agradables y motivos para despedir un viejo año con la certidumbre de que hay gente comprometida con su progreso. No podía quedar en mejores manos el oficio de salvaguardia de fortificaciones y monumentos de la ciudad. No se equivocó el Ministerio de Cultura cuando trasladó esa delicada responsabilidad a la Escuela Taller Cartagena de Indias. En un periodo relativamente corto su rendición de cuentas no podría ser más elocuente. Se ha cumplido. Detrás de cifras manejadas por peritos, hay un creciente número de ciudadanos conformes y confiados con lo que han palpado y recuperado para el desarrollo de su vida social.

vergaraglenda@hotmail.com

 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS