Columna


Obama en Cuba

MAURICIO CABRERA GALVIS

28 de febrero de 2016 12:00 AM

Dos decisiones de Obama sobre Cuba reavivaron el debate sobre las relaciones de Estados Unidos con esa isla: la visita oficial del mes entrante, siendo el primer presidente de EUA que va Cuba en casi un siglo; y el anuncio de que cumplirá su promesa de cerrar la infame prisión de Guantánamo.

Arrancó la crítica y el rechazo de la derecha gringa a los anuncios, alimentada por el resentimiento del exilio cubano, porque significaba apoyar a una dictadura; iba en contra de la política norteamericana de defender los derechos humanos; traicionaba a los disidentes cubanos; bajaba la guardia contra el terrorismo; y argumentos similares.

Sin defender al gobierno cubano ni justificar su falta de democracia, estos argumentos de la derecha son un caso protuberante de la doble moral de más de medio siglo de la política de EUA frente a Cuba, y más recientemente su política de defensa de derechos humanos.

Doble moral, porque es contradictorio criticar a Cuba por irrespetar los derechos humanos de los disidentes, que es cierto en varios casos, y al tiempo se defienda en la misma isla la prisión de Guantánamo, donde se tortura, se niega el derecho a la defensa y se violan de manera mucho más grave los derechos humanos de los detenidos, muchos inocentes.

Doble moral, porque no tiene sentido romper relaciones con Cuba por ser comunista y mantenerlas con Rusia y el bloque de Europa oriental mientras hubo ese régimen, y aún las mantengan con los pocos países comunistas que quedan, incluyendo a Vietnam, el único que los derrotó en una guerra.

Doble moral, porque es incongruente seguir castigando a Cuba con el bloqueo económico y prohibir hacer negocios en la isla porque no se toleran partidos de oposición, ni hay libertad de prensa y se restringe el internet y las redes sociales, y al tiempo defiendan y propicien las mejores relaciones comerciales con otros países con restricciones aún más fuertes a la democracia, como China o Arabia Saudita.

Es casi un chiste que los supuestos paladines de los derechos humanos que critican a Obama por ir a Cuba, querer acabar el bloqueo y normalizar relaciones, sean del mismo partido republicano que aplaudió hace 40 años y sigue elogiando la visita de Nixon a China con los mismos propósitos a pesar de que entonces era una dictadura aún más fuerte y represiva, y en muchos sentidos lo sigue siendo.

El libro “La Era de la Ambición”, de Evan Osnos, periodista norteamericano que vivió 13 años en China es una buena crónica de la transformación de ese país en las dos décadas pasadas, y retrata el surgir del capitalismo más salvaje, con enormes fortunas y aberrante corrupción, a la par que hay una férrea dictadura en la que el partido único controla todas las ideas y opiniones políticas de los individuos. Esa combinación le gusta a esa derecha republicana para la que los negocios están por encima de los principios.

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