Las recientes inundaciones por las lluvias y el aumento de la marea me hicieron recordar el viejo poema Oda al agua, ese “líquido que mueve las agujas de este planeta profitado y herido”, escrito por el chileno Simón Reyes. La magnitud e ímpetu de los desbordamientos nos han puesto a pensar a los cartageneros en la enorme vulnerabilidad de la ciudad frente a los embates del clima.
Ningún rincón estuvo a salvo: desde La Boquilla hasta El Laguito, desde el Centro Histórico hasta Olaya. Pobres y ricos fueron afectados por las inundaciones.
Cartagena es una de las urbes en Colombia más expuestas al cambio climático, pero también es una de las primeras en tener un Plan de adaptación que se construyó gracias a una afortunada alianza público- privada que prevé estrategias y proyectos de largo plazo.
Además, tiene un Plan Maestro de Drenajes Pluviales (PMDP) cuya implementación en 26 canales acaba de ser anunciada por el alcalde con una inversión de $300.000 millones. Por fortuna, para todos comienza a ocurrir lo que pocos creían.
Ante el anuncio distrital vale la pena preguntarse si la ciudad piensa seriamente en el agua como eje de su planeación. En el agua como oportunidad y no como problema.
Esto significa que debe ser incluida en su visión de largo plazo e ir acompasada con un ordenamiento territorial que sea construido participativamente en las localidades. En este aspecto pocos son los procesos que se pueden contar. El que se desarrolla en la Unidad Comunera de Gobierno (UCG) 6 con el acompañamiento de la Fundación Social es uno de ellos.
La UCG6 avanza en la elaboración de una propuesta colectiva de desarrollo en la que los canales y su recuperación ambiental es uno de los ejes de la visión de futuro.
A esto se suma el ejercicio investigativo sobre la memoria del agua que pretende recuperar la historia de los barrios, cuando los canales y la Ciénaga de la Virgen estaban limpios y proveían recreación y alimento. Es un ejercicio de construcción de la memoria del futuro.
Pensar en el agua como oportunidad también supondría dinamizar el Sistema Integrado de Transporte Público para construir circuitos turísticos en canales recuperados y promover emprendimientos productivos que beneficien las comunidades más vulnerables, involucrarlas en su cuidado y aprovechar de manera sostenible los recursos naturales.
Es posible lograr que ese líquido que hoy acecha “mueva las agujas” de aquella ciudad que quiere progresar respetando su vocación y siendo coherente con sus potencialidades geográficas y económicas mientras se adapta a los embates del clima.
maristellamj@gmail.com
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