Columna


Ordóñez y la democracia

EDISON LUCIO TORRES

12 de diciembre de 2013 12:02 AM

El golpe de Estado del Gran Disciplinador Alejandro Ordóñez contra el alcalde Petro fue desproporcional e irracional. Fue la estocada final de un plan (¿complot?) para derrocar un gobierno verdaderamente de izquierda. 

Calificar los hechos como falta gravísima a título de dolo, que dio lugar a una destitución fulminante y a una inhabilidad de 15 años, viola el debido proceso y el principio de legalidad del gobernante. 
Una acción de tutela bien sustentada o una demanda ante lo contencioso podría echar atrás el adefesio contra la democracia, sin que se discuta la facultad del procurador, que sí la tiene.
¿Qué tipos disciplinarios sancionó el Gran Disciplinador? En el comunicado de 5 puntos de la Procuraduría General señala que debido a la “absoluta incapacidad del Distrito en la prestación del servicio público de aseo, llevó a que este organismo de control le imputara tres faltas disciplinarias gravísimas relacionadas con la implementación del nuevo esquema de prestación del servicio de aseo...” Los cargos fueron cambio de modelo, utilizar volquetas para la recolección y asignarle la prestación del servicio a entidades públicas.
En los procesos disciplinarios contra servidores estatales se juzga su comportamiento frente a normas administrativas éticas destinadas a proteger la eficiencia, eficacia y moralidad de la administración pública. Ninguna de las tres faltas señaladas por la Procuraduría es gravísima a la luz del Estado Social de Derecho. El principio de legalidad ampara las políticas de Petro al adjudicarle el servicio a la empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, según su Plan de Desarrollo Bogotá Humana. De acuerdo al artículo 365 de la Constitución, “los servicios públicos puede prestarlos el Estado en forma directa, la comunidad organizada o el sector privado.” 
Que la administración fue negligente al no contar con el parque automotor, sí. Pero el Gran Disciplinador no vio el ¡sabotaje económico! de las empresas de aseo particulares que dejaron la basura en las calles mucho antes de la hora cero señalada por la alcaldía. ¿Hay investigación alguna? No. Ni tendrá ojos porque en su ideología no cabe un modelo público sino privado. Como no le cupo el menor escrúpulo para pedir la absolución de sus amigos y socios de la parapolítica como Javier Cáceres y Piedad Zuccardi, por ejemplo.
El Gran Disciplinador pasará a la historia por haber sido el verdugo de Petro, su rival político ulterior, pero también por haber dejado petrificada a la democracia colombiana. 

*Periodista y Docente de DDHH

*Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.

voxpopulinoticiasya@gmail.com

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