Columna


Para construir paz

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

22 de mayo de 2015 12:00 AM

Para seguir construyendo paz, es necesario enfrentarse de manera compleja y multidimensional, articulando aspectos que van desde lo económico, lo político, lo cultural y lo educativo.

Y generando acciones de movilización social e incidencia política con enfoque territorial y a partir de principios como la institucionalidad, la legalidad, la transformación sociocultural, entre otros.

La paz es una construcción social, no es un hecho meramente jurídico por lo cual se hace imprescindible la vinculación de la ciudadanía con todas sus diferencias, conflictividades, expectativas y necesidades.

Crear las condiciones que posibilitan la permanencia de las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes en sus territorios, teniendo en cuenta sus relaciones de producción, también es necesario, como lo es rescatar nuestros municipios, departamentos, distritos de los raponazos de los financiadores de campañas y politiqueros de turno.

La paz es mucho más que un cese de actividades militares, por esto la institucionalidad y la seguridad deben acompañarse de justicia y condiciones de vida digna.

No hay paz en desigualdad ni informalidad, no hay paz con hambre, con miedo ni desesperanza, con clanes y empresas familiares politiqueras.

Se requiere una política de seguridad que proteja a las personas y se concentre en desestructurar las redes criminales existentes.

La moralización judicial contra la impunidad y el culto a la ilegalidad de funcionarios públicos para evitar la corrupción, ayuda a la pobreza y la exclusión.

El Estado debe invertir en maximizar las oportunidades económicas y de trabajo para los jóvenes que les ofrezcan alternativas viables para no unirse a los grupos criminales y pandillas.

Para esto es necesario potenciar la creación de plataformas, redes, movimientos sociales que garanticen la ampliación de lo público y lo político.

Se necesitan estrategias diversificadas para sectores indígenas, afrodescendientes, población LGBTI, víctimas del conflicto armado, mujeres y adultos mayores.

Los medios de comunicación necesitan fortalecerse para no tener que ser víctimas de la desinformación de Caracol, RCN, El Tiempo y El Espectador, al servicio del capital multinacional y del capital local.

Seguir fortaleciendo el acceso a la educación superior es indispensable, toda vez que la tasa cobertura en Colombia es del 45,5%.

La paz es antes que nada un hecho educativo y de inversión social.

No es posible pensar en la transformación de una sociedad sin pensar en el sistema que le da sustento a la educación, las estrategias pertinentes y efectivas necesitan financiación y deben orientarse por el principio de construcción de paz.

*CUT BOLÍVAR 

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