Columna


¿Para dónde va Peñalosa?

GERARDO MÉNDEZ SOLANO

10 de abril de 2014 12:02 AM

“Mantenga el suspenso. Maneje el arte de lo impredecible”. “Controle las opciones: haga que otros jueguen con las cartas que usted reparte”. “Nunca se muestre demasiado perfecto”. Son cuatro postulados de las famosas 48 leyes del poder.

Enrique Peñalosa ha sido el mejor Alcalde de Bogotá y siempre he creído macondiano que los bogotanos hayan decidido no volver a elegir al mejor alcalde que han tenido; por el contrario, prefirieron experimentar con otros…entre ellos, un ex-guerrillero. Es el país de García Márquez.

Peñalosa no ha sido buen estratega. Campaña tras campaña que perdía me iba quedando la sensación, como a muchos, de que se iba diluyendo para siempre un hombre incomprendido, capaz de enderezar a Bogotá y, por qué no, a Colombia.

Hoy, me frustra seguir sintiendo casi lo mismo. Me parece equivocado el manejo que le ha dado a la fórmula vicepresidencial; y la estrategia de asociación con Uribe-Santos. En cuanto a la primera, lo digo no porque demerite a Isabel Segovia. Para nada. Estoy seguro de que es ideal para dicho cargo, pero lastimosamente al poder no se llega con acciones idealistas. “Nunca se muestre demasiado perfecto”. Siempre ha pecado Peñalosa de algo de ingenuidad, y creo que aquí volvió a caer en ella. Se dice que Isabel puede ayudar a convencer a los del voto en blanco y a los indecisos; tal vez a algunos sí, pero en general, es desconocida y no moverá fibras. La ola verde de 2010 fue un tsunami porque se unió Mockus con Fajardo, dos muy conocidos independientes, apartados de la politiquería. Pero esa ola no hubiera existido si Mockus hubiera escogido a una Isabel Segovia. La emoción hubiera sido etérea. Peñalosa pecó de tratar de ser muy perfecto eligiendo una persona que aporta a la transparencia y a la independencia (atributos que sí quiere el país), pero que difícilmente moverá fibras en la Colombia de García Márquez: un país llevado por la emoción.

El otro tema tiene que ver con el distanciamiento de Uribe. Se ha manejado mal. Si bien es una buena estrategia no mostrar simpatía hacia él, me parece un error político marcar distancia y provocar una situación hostil. Medio país ama o apoya a Uribe y Peñalosa ha creado una fisura en muchos de los corazones que soñaban con un Peñalosa amparado por Uribe, o al menos no de pelea con él. Porque con él ya está peleando Santos, y queremos un cambio. Queremos una persona independiente, limpia y ejecutora como Peñalosa, pero también añoramos el carácter contundente de Uribe. Ojalá me equivoque.

*Director de Criterium - Investigador de mercados - Asesor estratégico
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