El presidente Santos decidió aspirar a la reelección. La motivación que le sirvió de fundamento fue la de “terminar la tarea de la paz”, frente a la otra opción que ha planteado el ex presidente Uribe, quien se opone a la paz dentro de los parámetros de la agenda de La Habana, pues preferiría que se sellara después de que los rebeldes sean derrotados; resultado que, sin embargo, no ha podido realizarse en cincuenta años de nuestro conflicto interno. De ahí que la negociación sea la única vía políticamente viable, tal como lo ha entendido el presidente Santos.
Con todo, para “terminar la tarea de la paz”, se requieren rectificaciones que aprestigien el proceso, hoy sometido a cuestionamientos serios por hechos de guerra sucia que le restan la credibilidad que debe rodearlo. Recabamos en la urgencia de pactar un “acuerdo mínimo” de respeto al Derecho Internacional Humanitario por las partes en conflicto, y no por sólo una de ellas. ¿Se podrá esperar una rectificación así? Porque, de no prosperar ese “acuerdo mínimo humanitario”, los riesgos de fracaso del proceso de paz serán inevitables.
También, para “terminar la tarea de la paz”, será necesario atender los reclamos que han llevado a tantos colombianos del sector agrario a protestar con paros o marchas que han puesto en evidencia la injusticia social con que son tratados; protestas que pueden extenderse al sector de los trabajadores urbanos, por inconvenientes medidas de orden social que se han adoptado bajo los auspicios de los ministerios de Hacienda, Salud y Trabajo y con las cuales se han afectado a miles de servidores públicos, como lo han denunciado las organizaciones sindicales que los representan y que se oponen - con toda razón -, a que derechos sociales debidamente adquiridos, les sean vulnerados.
A propósito: ¿no se crea un ambiente de inestabilidad – contraria a intereses de la paz -, cuando se toleran o se fomentan tal clase de violaciones? De esto deberá tomar nota el presidente que desea seguir en el poder “para terminar la tarea de la paz”, porque este propósito, con las políticas regresivas atribuidas a sus agentes -, quedaría desvirtuado.
En síntesis: creemos en un proceso de paz acompañado de un acuerdo humanitario que rija las hostilidades de las partes enfrentadas. También, para que se pueda “terminar la tarea de la paz”, las políticas de seguridad social del gobierno deben reorientarse bajo otros parámetros que afiancen la seguridad jurídica y social de los colombianos y no solamente la seguridad que se deriva del silenciamiento de los fusiles de los protagonistas de la guerra.
De cumplirse esos mínimos éticos, votaremos por la reelección del presidente Santos.
*Ex congresista, ex ministro, ex embajador.
edmundolopezg@hotmail.com
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