Columna


Paro o parálisis

CARMELO DUEÑAS CASTELL

22 de julio de 2015 12:00 AM

Es justo reconocerlo, la salud en Colombia mejoró en 30 años. Pasamos de una cobertura de 20 por ciento en 1992 a más del 95 por ciento hoy. La mayor cobertura obliga a más inversión.

Colombia, con uno de los planes de salud más amplios del mundo invierte en salud 533 dólares por persona por año, mientras que Canadá invierte 10 veces más y Uruguay, Argentina y Chile, más del doble. Según la OMS, el gasto en salud en Colombia pasó de 14 a 32 billones de pesos de 1999 al 2009. Calcular la inversión ideal en salud es difícil, hoy no está claro si la Unidad de Pago por Capitación (UPC), el dinero que reciben las EPS por cada afiliado por año, es suficiente.
El ministerio trazó estrategias para evitar el colapso y generar recursos. Quizá faltan recursos pero sería más importante un mejor control y un sistema más eficiente para contrarrestar el otro mal mayor, la enorme frecuencia de uso por desarticulación del sistema y por mala prevención.

Jaime Gañan Echavarría escribió Los muertos de Ley 100. Según él, la raíz del problema está en la Constitución que pretendió cohonestar el derecho a la salud con la libertad de empresa, priorizando el racionalismo económico. Afirma, con crudeza, que la debacle del sistema ha sido a costa de la vida de los afiliados.

El sistema probó ser ineficaz: 1) Muertos por patologías fácilmente prevenibles. Un ejemplo, más de 4.000 niños fallecidos en los últimos años en la Guajira, casi 300 por desnutrición; 2) Miles de pacientes no atendidos o fallecidos mientras el sistema pretendía contener costos con barreras de acceso, negando derechos, dilaciones injustificadas en autorizaciones, etc; 3) Permitió la corrupción e ineptitud en las EPS y cohonestó su liquidación sin pagar sus millonarias deudas; 4) EPS intervenidas funcionan peor que antes; 5) Decenas de hospitales cerrados y otros tantos al borde del cierre; 6) Los empleados de la salud, que carecen de los derechos de otros, que no reciben salarios justos, son agredidos, frecuentemente, por pacientes o familiares hastiados del sistema.

Hoy hay más de 20 hospitales en crisis, entre ellos nuestro Hospital Universitario. De manera estoica sus empleados evitan el paro como mecanismo de presión. Pero al paso que vamos, habrá será parálisis por falta de recursos. Estamos advertidos, el HUC está a punto de comenzar a cerrar servicios. Las medidas tomadas han sido paños de agua tibia. El problema de fondo requiere soluciones que reestructuren el sistema y el mismo Hospital y garanticen su viabilidad, sostenibilidad y le permitan ser el verdadero Hospital Universitario del Caribe. Y la Universidad de Cartagena debería asumir mayor liderazgo que el que hasta ahora ha tenido.

*Profesor Universidad de Cartagena

crdc2001@gmail.com

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