Volverán los tenebrosos escándalos/ en cada balcón que rama ha de asomar/ y otra vez de tramoya en tramoya/ sus dineros se repartirán/. Jugando llamarán/ rapeando nos dirán,/ voten por mí/ porque aquellos ilustres ad honorem/ que gobernaban nuestra ciudad/ esos/ no volverán./ Volverán los tupidos bolsillos/ a trepar por los muros de la ciudad/ y otra vez la gente triste/ de tedio morirá./ Pero aquellas promesas cuajadas de rocío/ que nos hicieron una vez soñar/ se convirtieron en lágrimas/ al ver la vagabundería que se cocina en nuestra ciudad./ Silenciosos, meditabundos y agachados/ pisados una vez más/ quedaremos aplastados/ si no reaccionamos ante esta realidad.
Atípica, así te solemos nombrar/ hazmerreír de muchos, gozadera total/ todos te idolatran como a Dios ante un pedestal/ pero desengáñate/ desde otrora/ eres la piñata de una saga sinigual/ corruptos aprovechados que se ponen su disfraz/.
Queridos ciudadanos, y me incluyo, queridos cartageneros, sacudámonos de una vez por todas, este umbral por el que volvemos a pasar nos hundirá o medio nos sacará a flote, no quiero ni imaginar la lista para asumir el cargo por democracia y libre albedrío para Alcaldía, no podemos seguir en la rifa, la tiña, el azar, el desorden, el “a lo bien”, todo anda bien, porque te lengüeteen una calle con asfalto, te den una botellita de ron, te hipnoticen con promesas hueras y te ofrezcan una mejor condición. Basta de tantas promesas, mentiras, corrupción; todos queremos a nuestra Cartagena como lo que es, parodiando a Bécquer: -Cartagena- Podrá nublarse el sol eternamente;/ podrás ser saqueada sin piedad/ podrá romperse tu corazón y tus lágrimas desbordar el mar/ todo ha sucedido y si lo permitimos sucederá/ te han cubierto con un colorido capuchón,/ ninguno muestra su rostro solo el antifaz/ y siempre sale a flote la putrefacta corrupción/ solo se perfilan los bolsillos de la ambición/ y de eso estamos hartos/ los nativos de esta región./ A pesar de todo y duela a quien quiera doler/ jamás nadie por muy perverso y ladrón/ podrá apagar la llama del progreso y todo el deseo de que seas la mejor.
Hablemos, denunciemos, participemos, hagamos una bulla que llegue hasta el fondo del mar, una que nos haga entrar en razón. No quememos más basuras, es poco saludable acumular impurezas, levantemos nuestras polleras y luchemos con ahínco, siempre perfilando el bienestar de nuestra región. Te dejo la tarea, piensa, ¿qué puedo hacer yo para cambiar a mi ciudad? Tu voto cuenta, tú decides.
Cartagena, ¿y tú me lo preguntas? Como diría Bécquer, ‘Poesía eres tú’.
*Columnista
LIDIA CORCIONE*
licorcione@gmail.com
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