Columna


Penúltimo Mercado Cultural

ALBERTO ABELLO VIVES

03 de diciembre de 2016 12:00 AM

Terminó el fin de semana pasado la novena versión del Mercado Cultural del Caribe (MCC), una iniciativa de la Corporación Cabildo, liderada por el músico y gestor cultural Rafael Ramos Caraballo. Es un acontecimiento, que, si bien gira en el contexto de los circuitos culturales en la medida que su misión es contribuir a la circulación de la creatividad musical colombiana, hace parte también de los ámbitos del desarrollo local y la economía.

Los mercados culturales como el de Cartagena son espacios de encuentro entre la oferta de música y danza y la demanda de programadores, gestores y directores de medios. Ocurren ruedas de negocios, tal como ocurren en otros sectores de la economía, y se ponen en escena las obras más connotadas, curadas luego de una amplia convocatoria, para que los interesados conozcan el desempeño de los artistas en escena.

Eso hace que el Mercado Cultural del Caribe sea también una especie de festival de alto nivel abierto al público. Todo es acompañado de una franja académica cargada de reflexiones sobre las relaciones difíciles entre la cultura y el mercado.

Durante nueve años hay resultados concretos, los organizadores dan cuenta de los negocios, contrataciones, acuerdos, procesos y alianzas que han beneficiado a los creadores colombianos, especialmente a los del

Caribe. Giras internacionales, acceso a festivales y rutas culturales, generación de ingresos y mayor cualificación artística son indicadores tangibles de su gestión. Sin embargo, la organización del MCC agoniza cada año, su gestión se hace en medio de la incertidumbre y los apoyos que recibe de la ciudad no son continuos ni suficientes. Luego de las Fiestas de Independencia, el Mercado es el evento cultural más importante de la ciudad, pero empresas, gremios e instituciones se hacen los de la vista gorda muy a pesar de que a boca llena pregonan la importancia del turismo cultural y la economía naranja.

Hoteles, agencias de viajes y restaurantes tienen la oportunidad con este mercado de conocer lo mejor de la producción artística que podría enriquecer la calidad de sus servicios, pero nada; su participación en él no ha sido continua. Organismos gremiales de la economía prefieren financiar eventos culturales nacidos y gestionados afuera, a brindar apoyo a iniciativas locales como ésta.

Cansados de saltar matones, los organizadores del Mercado Cultural del Caribe anuncian que llegarán a la versión del 2017 y clausurarán esta iniciativa. ¿Permitirán los líderes políticos y económicos de la ciudad que esto ocurra? Desde el campo de la cultura este mercado ha mostrado su pertinencia y calidad, pero si los demás sectores de la ciudad no lo entienden así y no lo hacen suyo, estaremos presenciando su pérdida.

*Columnista semanal

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albertoabellovives@gmail.com

 

 

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