Hace aproximadamente quince días un representante del Ministerio expuso ante el Concejo de Cartagena, los fundamentos y alcances del nuevo modelo de salud colombiano, acompañando su fluido discurso con muchas diapositivas. Sin exagerar no hubo pausas por lo menos durante hora y media.
No podía creer que el funcionario con una admirable oratoria sustentara ‘magistralmente’ esta gran pinochada del gobierno nacional. Ya no se llamara POS ahora será MI PLAN, ya no serán EPS sino GESTORES DE SERVICIOS DE SALUD, ya no serán IPS sino prestadores; y ya no será FOSYGA sino SALUD MIA, o sea lo mismo con nombres diferentes; como dice el recordado refrán, “la mona aunque se vista de seda mona se queda”.
Qué fácil es aplicar un modelo argumentando que lo maldadoso del sistema utilizado por las EPS (quiénes recaudan los pagos y no vacilan en desactivar a sus usuarios), desaparecerá de sus manos para que un gran poder denominado “MI PLAN”, sea el que administre la salud de los colombianos ahondando una vez más en la burocracia y la fuga por intermediación.
En el Capítulo II, la ley 1122 crea la Comisión de Regulación en Salud, sigla CRES, como una unidad administrativa especial, con personería jurídica, autonomía administrativa, técnica y patrimonial, adscrita al Ministerio de Protección Social, para sustituir el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud creado en la ley 100 de 1993, quien pasa a ser un organismo asesor y consultor del Ministerio y de esta Comisión, y se nos olvida que en nada benefició ni influyó en el resultado que se esperaba.
Hoy el sistema manejado solo desde la óptica de la economía, se deshumaniza y se complica con la falta de capacitaciones de algunos jueces y funcionarios de la administración pública en el modelo de salud. El primer nivel, soporte preventivo de la salud en nuestra ciudad, no será resolutivo sino definimos la finalización de los centros de salud, su ubicación acorde a la población y a la Morbi-mortalidad.
No patrocino ni estoy de acuerdo con agresiones a médicos y daños en los establecimientos, pero estamos preparados y tenemos los equipamientos necesarios para salvar vidas en los centros.
Sin duda sé que muchos han sentido la impotencia que se vive cuando acompañamos alguna persona a urgencias, ¿Cómo considerar a los vigilantes-médicos que detrás de una reja “hacen el triage” sólo con mirar al enfermo? ¿Cuándo se acabarán los médicos que ponen más atención a sus teléfonos celulares? Preguntas cotidianas sin aparentes respuestas.
La obligación de la norma quedó en el tintero,
*Concejal de Cartagena
protocoloconcejodecartagena@gmail.com
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