Columna


Plátanos y mangos

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

12 de abril de 2014 12:02 AM

No se ha acabado este cruel verano, cuando los mangos comenzaron a aparecer. Esta fruta exquisita que domina los paladares del trópico, gracias a la globalización, cautiva a todo el planeta. Los mangos sembrados por empresarios con ese fin, por esas vainas de los “snobs”, fueron de variedades y nombres sofisticados: Tommy, Hayden, Fairchild. Pero resultó que los que más demanda han tenido son los humildes mangos de puerco o hilacha, y el Número Once.

Quizás el interés por las frutas comenzó con Eva en el paraíso. Un antojo suyo por la del árbol prohibido trajo consecuencias que nos presentaron como patético castigo.  

Ese paraíso terrenal dizque estaba lleno de esplendor, donde vivió con Adán una época aburrida de felicidad insípida hasta cuando episodios conocidos motivaron su expulsión. Estos primeros padres se aburrieron de ese idilio sin sombras y sin peligros. Eva tiene, más que Adán, el mérito de habernos liberado del paraíso. Lo grave es que anhelamos regresar a él. 

Los poderosos del primer mundo iniciaron una campaña promoviendo la manzana como el fruto que sedujo a Eva. También fue involucrada en la ley de la gravedad, cuando al viejo Newton le cayó una encima y explicó leyes y axiomas.
Hemos tenido alguna antipatía por la manzana, pese a gustarnos los boleros de Armando Manzanero. Pero la manzana de Guillermo Tell es una suiza estupidez. Esa fruta lejana a nuestro entorno la usaron todas las brujas para encantar niñas hermosas en cuentos bobalicones.

El último estudio conocido de una prestigiosa firma alemana indica que no es la manzana la fruta que más se consume en el planeta, sino el plátano.
Que bueno este reconocimiento al plátano. Por otra parte habíamos sospechado que en lo de Adán y Eva, no hubo manzanas, sino plátano de por medio, auncuando suene a vulgaridad ramplona.

Sin llegar a los peyorativos apuntes sobre una “banana republic”, transitamos la exquisita ruta del patacón. Sin el sabor elemental de las tajadas de plátano la vida es otra cosa. Nuestro paladar está comprometido, sin remedio, con una dieta rústica que nos domina desde la infancia para siempre. Los artificios de los gourmets son una aventura. Siempre volvemos a lo nuestro.   

El mango que comienza a ser importante renglón de exportación ofrece además de exquisitos sabores, el fresco y sombra de un árbol hermoso.
Para compotas nutritivas, esas sopas de plátano, que todas las madres obligan a tomar a sus pequeños. Así el color y la presentación no sea muy grato a la vista, todo infante en el Caribe recibe su bautizo nutritivo.

A quienes con dieta y ejercicio pretenden recuperar juventud, los desalientan con eso de “plátano maduro no vuelve a verde”.  En cambio, alguna razón tendrán para decir que una mujer muy hembra es un mango.

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