En el plebiscito del próximo 2 de octubre deberemos definir con el voto, si se apoyan o no, los acuerdos logrados para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera.
No es de poca monta la decisión a tomar, se trata de terminar con más de cincuenta años de confrontación armada con el mayor grupo insurgente, que en la degradación del conflicto realizó actos demenciales y de terror que llenaron de dolor y luto a muchos hogares colombianos, siendo las primeras víctimas nuestros soldados y policías, quienes en forma heroica han venido exponiendo sus vidas en defensa de todos los colombianos y sus instituciones.
Es hora de superar toda esta etapa de violencia donde diferentes actores al margen de la ley, llámense grupos guerrilleros de diferentes tendencias, paramilitares, narcotraficantes y bacrim, entre otros, que con sus actos violentos sacrificaron y llevaron al sepulcro a colombianos valiosos que con su inteligencia y aportes hacían crecer la esperanza de tener un país mejor.
Para quienes los han olvidado, basta recordar personajes como Don Guillermo Cano, Luis Carlos Galán, Jaime Garzón, Álvaro Gómez H, Jorge Enrique Pulido, Carlos Pizarro, Leonardo Posada y Rodrigo Lara; así podríamos indicar muchas víctimas conocidas, amén de aquellas anónimas, que salieron un día de sus hogares para nunca más volver.
Parar la violencia, salvar vidas, de por sí, justifica aprobar los acuerdos negociados en La Habana. El gran reto a futuro de los colombianos es construir la paz entre todos, sin excepción, independientemente de las posiciones o creencias religiosas, políticas, de género o posición económica.
Es importante abrir la mente al cambio y actuar con respeto, tolerancia, y sobre todo con la verdad por delante, donde el bien general prime sobre intereses particulares. Nada justifica seguir con la confrontación bélica que solo trae dolor, muerte y mayor pobreza, ojalá así lo entienda también el ELN.
El primer paso para edificar esa paz es el perdón, conocer la verdad, y no repetir, con propósitos nacionales como pilares de una nueva sociedad que priorice: a) una educación con cobertura y calidad para todos los colombianos, comenzando por la primera infancia; b) extirpar la corrupción con sus tentáculos y a todos los niveles; y c) un sistema de justicia oportuna y con el mismo rasero para todos los ciudadanos.
Preocupa que muchos partidarios del Sí, algunos fungiendo como líderes políticos, estén con las garras abiertas, pendientes de los recursos del posacuerdo. Personajes como estos en el fondo son enemigos de la paz que todos queremos construir.
*Ing. industrial, consultor empresarial
Jconrado51@yahoo.com
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